El Centro de Estudios y Gestión Social (CEGES) de la Universidad Autónoma de Chile dio a conocer su Informe Socioeconómico del Maule (ISOMA), un estudio que constituye una aproximación a la realidad social y económica de la región considerando el análisis de datos de fuentes oficiales de gobierno, el diálogo agentes locales y la generación de información en terreno mediante la aplicación de instrumentos de medición a fin de obtener una panorámica territorial.
El informe, que consideró el comportamiento de la región en las dimensiones económica y social en la primera parte de este año, constató una precarización del empleo en el Maule al analizar seis categorías del mercado del trabajo como son ocupación, actividad económica, ingresos, productividad, informalidad y seguridad social, en todas las cuales se evidenció indicadores que explican el mencionado deterioro.

El ISOMA fue dado a conocer en forma virtual en un encuentro que contó con la participación de las autoridades universitarias Dr. Juan Tosso, vicerrector de sede; Mg. Francisco Rodríguez, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades; y Dr. Víctor Yáñez, director del CEGES; la senadora por la Región del Maule, Ximena Rincón; autoridades regionales representadas por la Seremi del Trabajo y Previsión Social, Ana Paola Ponce; y representantes gremiales de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), la Asociación Agrícola Central y la Cámara de Comercio de Talca.

El vicerrector universitario, Dr. Juan Tosso, destacó la importancia del informe realizado por la institución superior y los nexos que se han generado con la autoridad para aportar desde la Academia en mejorar las condiciones económicas y sociales de los habitantes de la región. “El efecto de esta pandemia no está solamente en lo referente a la salud de las personas, sino que también se ha visto reflejado en el aspecto económico. La pérdida de empresas y fuentes laborales ha afectado a muchas regiones y, por supuesto, la Región del Maule no está exenta de ello. Quiero destacar que a través del CEGES y junto con la SEREMI del Trabajo, se levantará la primera mesa público-privada de trabajo a nivel regional, donde vamos a poder dar otro impulso a áreas tan relevantes como esta“, afirmó la autoridad.

Por su parte, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la institución, Mg. Francisco Rodríguez, subrayó que “este trabajo fue realizado con rigurosidad científica, con un diagnóstico acucioso, iniciado con la descripción clara y profunda de la realidad para luego evaluarla de acuerdo a parámetros dados por la propia Región del Maule. Decir también que todo plan de desarrollo debe ser financiado al corto, mediano plano y largo plazo. Aun en el mundo, no se ha descubierto un desarrollo social sustentable, sin antes un desarrollo económico. Desarrollo social y económico deben ir de la mano”, afirmó Rodríguez.

PRECARIZACIÓN DEL EMPLEO

El investigador del CEGES, Dr. Guillermo Riquelme, fue el encargado de dar a conocer este estudio denominado “Retos y perspectivas en tiempos de pandemia”, donde destacó que no es posible abordar la realidad regional sin tener la contextualización de la situación económica del país en medio de una crisis sanitaria y todo lo que conlleva el confinamiento. “Si hay algo que puede afectar notablemente al funcionamiento de toda una economía es la disminución de la movilidad de las personas y la libre circulación, tanto de bienes, servicios y aspectos asociados al abastecimiento”, precisó Riquelme.

En ese sentido, el economista indicó que el contexto da cuenta de un shock de oferta y demanda en la economía producto de la pandemia, lo que quiere decir que tanto el productor como el consumidor se ven totalmente afectados frente a esta situación. “Esta no es una crisis que en lo económico sea similar a las que hemos tenido años anteriores. Esta crisis en particular es muy fuerte, porque afecta tanto a la oferta como a la demanda”, indicó Riquelme, agregando a ello también la incertidumbre generalizada por el futuro económico y social. “Las expectativas de las personas, ya sean productores o consumidores, se reduce enormemente. Tenemos indicadores del Banco Central, por ejemplo, el informe de expectativas económicas, donde se ha reducido al menos a la mitad la expectativa económica tanto del productor como del consumidor. Tenemos en nuestra universidad, en Talca, un índice de confianza empresarial, el que también han disminuido enormemente”.

Para el investigador, esta crisis sanitaria ha evidenciado la desigualdad en el país. “El confinamiento que se tiene en algunos sectores impide que las personas puedan tener movilidad, ir a trabajar y obtener su sustento. Se ve más afectada la población que tiene menos recursos o que tiene peores condiciones laborales, donde su trabajo como tal no es formal, donde no tiene mayor seguridad social respecto de su actividad y eso hace que tenga que buscar alguna fuente de ingreso, generalmente informal, para poder tener un sustento”, recalcó Riquelme.

En ese contexto, el ISOMA dado a conocer da cuenta de seis categorías de análisis socioeconómico del mercado del trabajo que convergen a explicar esta precariedad del empleo mencionada anteriormente, que son ocupación, actividad económica, ingresos, productividad, informalidad y seguridad social. “Cada una de ellas evidencia indicadores que provocan la precariedad”, sostuvo el investigador.

Riquelme explicó que la ocupación presenta un alto número de trabajadores sin mayor calificación y en tareas elementales que alcanzan a las 393 mil personas, equivalente al 80 % de los ocupados. “Las actividades económicas que concentran a estos trabajadores son fundamentalmente la agricultura y el comercio, cuyo tamaño alcanza a solo micro y pequeñas empresas. Estos sectores a su vez son los que presentan el menor nivel de productividad y, consecuentemente, son los que retribuyen con menores ingresos a sus trabajadores no superando, en promedio, el salario mínimo. A todo ello se suma la alta informalidad evidenciada, que para la agricultura alcanza al 43% y el comercio un 32%. Sin duda, esto hace muy difícil para el Maule tener Seguridad Social y Protección al Empleo, sobre todo cuando más del 50% de los trabajadores no cotiza para el seguro de desempleos, esto llega a una cifra de más de 250 mil personas y, de los que cotizan, el 25% lo hacen por debajo del salario mínimo. Prueba latente de la precariedad socioeconómica son las bajas pensiones que no superan, en promedio, los $114 mil, y beneficiarios del Pilar Solidario que alcanzan a las 115 mil personas”, destacó.

Por ello, el investigador sostuvo que la gran precariedad del empleo en el Maule arrojado por el ISOMA junio de 2020, es una invitación a las autoridades regionales, desde la mirada de la política pública y en consideración de las categorías que condicionan estructuralmente el empleo, para desarrollar una intervención socioeconómica integral del mercado del trabajo con apoyo de los distintos sectores productivos y gremios empresariales de la región, con el objetivo de generar un Plan de desarrollo del mercado del trabajo y del fomento de la seguridad social y protección laboral.

En ese sentido, la Seremi del Trabajo y Previsión Social, Ana Paola Ponce, en su intervención, dio cuenta de los esfuerzos que está realizando el Gobierno para abarcar los aspectos del empleo y la protección social, afectados tanto por la pandemia como por el estallido social de octubre del año pasado, y anunció la postulación a fondos regionales de un proyecto de Transferencia de Consolidación del Trabajo Decente con el objetivo de revertir la precariedad existente en el plano laboral, iniciativa que tiene como objetivo mejorar la creación, calidad y equidad de los empleos.

REALIDAD DE LOS SECTORES PRODUCTIVOS

En un análisis por sectores productivos, el ISOMA constata que Comercio ha sido uno de los que se ha visto más afectado tanto por la pandemia como por el estallido social. “Este sector es uno de los más relevantes a nivel regional, sin embargo, es el que presenta más precariedad en las condiciones de trabajo. Si unimos el comercio y los servicios personales, estos dos sectores son los que han tenido mayor tendencia al alza y crecimiento en los últimos 10 a 15 años, de hecho, más del 45% de ocupados en la región se encuentran en estos sectores. Lamentablemente, tienden a ser los que mayor informalidad generan”, señaló el estudio.

Igualmente, sectores como Agricultura y Construcción, aparecen en este informe con cifras negativas respecto a empleo y actividad. “Una de las actividades económicas que tendrá mayor caída en el Maule este 2020 será Construcción, con una contracción de más del 10%”, se indicó en el ISOMA.

Representantes de ambos sectores entregaron su visión sobre los principales problemas existentes. En Agricultura, el presidente de la Asociación Agrícola Central, Fernando Medina, destacó que no solamente la crisis sanitaria está poniendo dificultades al trabajo y la actividad, sino también aspectos que se arrastran en el tiempo como la sequía, punto en el cual insistió en la necesidad de generar obras de riego que aseguren la producción, sobre todo pensando en que dado que las contribuciones directa e indirectamente del sector representan cerca del 50% del PIB maulino, el agro será clave en el proceso de reactivación postpandemia.

Por su parte, en Construcción, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) dio a conocer hace algunos días un Plan de Reactivación, que estima el gremio puede incidir favorablemente en la creación de empleos a nivel regional a través de la puesta en marcha de una serie de obras de infraestructura pública.

Finalmente, la senadora DC por el Maule, Ximena Rincón, subrayó la necesidad de establecer una alianza público-privada que aborde las problemáticas de precariedad laboral, sequía, conectividad digital, acceso a servicios básicos y capacitación de trabajadores, sobre todo si el Maule aspira a convertirse en potencia agroalimentaria, proceso en el cual es clave, dijo, invertir en capacitación y formación de la fuerza laboral.

APORTE DE LAS MYPES

El investigador Guillermo Riquelme destacó también el aporte en el desarrollo económico local de la micro y pequeña empresa. “Existen cerca de 68 mil micro y pequeñas empresas, representando al 98% de empresas maulinas, cifra muy superior a la mostrada por las PYMES que solo llegan a ser 1.661 a nivel regional, equivalente al 2% de empresas regionales. La MYPE posee el 53% de los trabajadores del Maule, equivalente a 245 mil personas aproximadamente. Estamos hablando de una cifra muy importante y cuando mencionamos a las MYPES nos referimos al pequeño negocio. El problema que tenemos a nivel país y a nivel territorial, lo tenemos que situar en este grupo, hay que ir a esos sectores, convocar a los gremios. Debería haber más diálogo con ellos y una relación constante con estos trabajadores”, finalizó Riquelme.

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