El Coronavirus COVID-19, decretado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como pandemia, continúa su propagación a pasos acelerados y aunque diversos países en el mundo, entre ellos China, España y Estados Unidos, trabajan para crear la vacuna que lo detenga, la Federación Internacional de Fabricantes Farmacéuticos ha declarado que no podrá ser desarrollada y comercializada antes de los 12 meses.
A juicio de la directora de la carrera Química y Farmacia de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, Magister Rossy Escobar, a pesar del escenario de salud mundial, se trata de un período “prudente”.

La especialista detalla que el procedimiento de autorización de salida de un fármaco al mercado toma tiempo. “Primero se realizan estudios en laboratorios de diseño, para luego pasar a la fase clínica. El COVID-19 es un Coronavirus, que a pesar de ser una familia que se conoce desde hace tiempo, de hecho la primera cepa fue estudiada en 2003, esta nueva cepa se presenta en diciembre y es totalmente diferente a lo conocido”.

Se trata de un virus cuya secuenciación genética recién se ha producido. Dicha información como base para el desarrollo del fármaco igualmente es reciente, comenta Escobar, para quien la industria farmacéutica ha avanzado “bastante rápido”, si se consideran además la premura y presión política sobre la producción de una vacuna.

Directora Química y Farmacia Rossy EscobarSe han desarrollado los primeros prototipos de vacuna. No obstante, la especialista subraya que luego de las pruebas biológicas correspondientes, se realizan testeos en humanos sanos. “No se puede arriesgar a la población con una vacuna cuyo funcionamiento se desconoce en individuos enfermos. En esta etapa se encuentra la industria”.

La formulación de la vacuna porta de manera atenuada el virus, a objeto de observar cómo los pacientes sanos responden a éste. De acuerdo con dicha respuesta, sigue la fase de producción masiva, lo cual acotó, “requiere tiempo”, a fin de superar procesos rigurosos de calidad que garanticen no sólo el efecto deseado, sino también evitar daños colaterales.

Exhortó a la población a comprender el procedimiento y mantener la calma. “Esto ha sido mucha prueba y error porque es un virus nuevo y no se conoce cómo funciona en su plenitud”, agregó Escobar, para citar como antecedente que en 2009, con la pandemia de gripe A (H1N1), Chile importó de manera acelerada el fármaco oral Oseltamivir, sin embargo, este no tuvo impacto epidemiológico para la población.

Es de destacar que como parte de la información compartida en plataformas masivas, la colectividad ha solicitado al Gobierno de Chile importar el medicamento Interferón B, pero en el escenario actual los resultados del mismo sobre el COVID-19 no están totalmente comprobados.

El llamado es a mantener medidas básicas de prevención, como aislamiento social, lavado de manos e higiene respiratoria.

 

SUSPENSIÓN DE TRATAMIENTOS

Sobre si analgésicos, antiinflamatorios e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina pudiesen agravar el cuadro del coronavirus, la docente universitaria recalcó que tal información no ha sido comprobada y que lo recomendable no es suspender los tratamientos medicamentosos en pacientes con hipertensión, por ejemplo, sino consultar a los médicos tratantes y químicos farmacéuticos, ya que estos son medicamentos con reacción a nivel renal, no mayormente pulmonar.

 

VACUNA CONTRA LA INFLUENZA NO DISPONIBLE EN FARMACIAS

El pasado 16 de marzo, el Ministerio de Salud inició su campaña de Vacunación contra la Influenza y en paralelo a estas jornadas las farmacias en Chile se muestran saturadas ante la solicitud de la población de dicha vacuna.

Escobar estima que dado a que la formulación de la misma debe ser actualizada cada año, la requerida para este 2020 podría hallarse en el mercado a mediados de abril.

Detalló que del lote importado por los laboratorios, la primera distribución se destina a la referida campaña y la vacunación a poblaciones de riesgo, para luego ser destinadas para la venta al público. Aunque la vacuna contra la Influenza no protege contra el COVID-19, resguarda ante enfermedades respiratorias, propias de la época de invierno.

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