Entre las muchas consecuencias de los atentados en Bruselas, una que no genera secuelas visibles –aunque no por ello menos compleja- es el impacto emocional, no solo entre quienes sufrieron directamente por las explosiones, sino también en sus círculos más cercanos.

A diferencia de catástrofes naturales o accidentes poco previsibles, el daño intencional provocado por otros parece tener una doble carga para las víctimas. No se trata de algo intempestivo e impredecible, sino de un acto calculado y premeditado.

El docente de Psicología de la Universidad Autónoma de Chile en Santiago Pablo Gutiérrez, asegura que uno de los efectos más relevantes desde el punto de vista de la salud mental, es la percepción de vulnerabilidad, es decir, la capacidad de anticiparse y hacer frente a situaciones de riesgo.

Atentados Bruselas 2“Personas, grupos y colectivos se sienten indefensos frente a un ataque terrorista como el de este martes”. Dos fenómenos podrían contribuir, a su juicio, a amplificar esa sensación de inseguridad básica.

“Los medios de comunicación entregan contenidos en tiempo real de lo que está sucediendo a audiencias en distintas partes del mundo, a través de imágenes que dan cuenta del daño ocasionado”, señala.

Es por eso que tanto en términos sociológicos como psicológicos, hoy los conflictos están globalizados. Una persona siente que podría llegar a ser víctima de una crisis –étnica, política o religiosa, por ejemplo- aun cuando esté a miles de kilómetros de su epicentro.

Por otro lado, el profesor Gutiérrez -magíster en Ciencias Sociales- subraya que el mundo es cada vez más complejo y las personas no siempre tienen la capacidad cognitiva o cultural de entender los orígenes, la dinámica y las implicancias de lo que está ocurriendo en otras zonas.

Ello genera, a su vez, lo que denomina crisis de significado. ¿Qué importancia puede tener para alguien que vive en Chile el problema árabe-israelí, o entre las dos Coreas, o las acciones terroristas del Estado Islámico?

“Estamos en un mundo cada vez más ancho, ajeno y difícil de comprender, porque vivimos atomizados, pero también es más cercano, y las consecuencias prácticas de esa atomización son cada día más globales”, plantea. Es, a fin de cuentas, una paradoja que marca también la reflexión acerca de los ataques terroristas en Bélgica.

Aunque la globalización ha sido responsable del desarrollo y crecimiento en los más diversos ámbitos, implica al mismo tiempo la globalización de los conflictos, la sociedad del riesgo y la violencia transfronteras y sin identidad nacional.

 

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