De acuerdo a lo indicado por el SERNAM (Servicio Nacional de la Mujer) hasta el 10 de marzo de 2016 iban 11 femicidios reportados, cifra que lejos disminuir ha aumentado de forma alarmante durante los últimos años en nuestro país.
De manera que, en el año 2010 el Ministerio de Justicia modificó el Código Penal y la Ley Nº 20.066 sobre Violencia Intrafamiliar, estableciendo el “Femicidio” como figura legal, aumentando las penas aplicables a este delito, teniendo la misma sanción que la del parricida, que va desde 15 años y un día a presidio perpetuo calificado.
Sin embargo, la violencia parte mucho antes – principalmente- en el “pololeo” y el problema es que la mayoría de los jóvenes y también la población en general tienen la percepción que este es un tema de adultos, dejando de lado lo que podría ser la clave para terminar con el extremo abuso ejercido sobre la mujer y el hombre: la prevención temprana.
Es por esto que la carrera de Psicología de la Universidad Autónoma de Chile, a través de su Clínica Psicológica- bajo un modelo de intervención clínico comunitario- ha comenzado a desarrollar desde el año 2015 los talleres denominados “Previniendo la violencia en el pololeo: mitos y realidad de un problema», que están dirigidos a estudiantes que cursan entre primero y cuarto medio en Liceos Municipales de la ciudad de Talca.
Dichas intervenciones tienen por objetivo prevenir la incidencia de la violencia en el pololeo a partir de la visualización y desnaturalización de las formas de dominio y poder en las relaciones de pareja. A través de estas mediaciones se busca brindar a las adolescentes estrategias para identificar los niveles de violencia que pudiesen vivir al interior de sus relaciones, además de identificar los factores explicativos de este fenómeno en los pololeos.
La directora de la carrera de Psicología, magíster Paulina Gaspar, destacó que “estos talleres son realizados periódicamente por alumnos pasantes de la clínica psicológica de nuestra carrera, contando con la supervisión constante de docentes, teniendo una muy buena acogida en la comunidad educativa. Es importante señalar que la intervención desarrollada por la Universidad Autónoma de Chile forma parte de las actividades del Programa Comunitario de Prevención de Violencia que realiza nuestra clínica y que es coordinado por la docente, magíster Oriana Arellano”.
La violencia no es un problema o fenómeno individual, sino social que nos involucra a todos en su prevención. Desde la perspectiva de género, la forma en que mujeres y hombres concebimos el amor determina la manera en que nos relacionamos con nuestra pareja, la cual muchas veces se entiende como una combinación entre romanticismo y violencia; que incluye control, celos y en ocasiones diversos tipos de violencia enmascarados supuesto amor.
Para Paulina Gaspar la principal excusa es que “para algunos hombres y mujeres podría ser muy “normal” y hasta “romántico” revisar el celular o Facebook de su pareja, controlar al otro, tendiendo a aislarle y alejarle de sus redes de apoyo. Es especialmente en dichas situaciones de aislamiento, de alejamiento de la familia y de los amigos que las personas nos tornamos más dependientes y temerosos a romper con las relaciones abusivas o violentas. Durante el ciclo de vida, y en especial en la adolescencia, mujeres y hombres están expuestos a situaciones violentas que varían según su entorno familiar, social y en particular por su género. En este contexto se hace necesario alertar a la juventud sobre la violencia de la cual pueden ser objeto en sus relaciones, para prevenir y detenerla en edades tempranas”.
Perfil del maltratador
Es importante destacar que no existe un perfil validado de víctima o victimario de violencia y, específicamente, en el caso de las mujeres que han sido maltratadas física o psicológicamente éstas no presentan antecedentes previos de alguna patología mental. Sin embargo, y como consecuencia de vivir esta experiencia traumática, pueden presentar como resultado no sólo síntomas físicos, sino que secuelas psicológicas como estrés postraumático, entre otros.
“Como bien señala E. Walker en 1984- en una revisión meta-analítica desarrollada el año 2004 sobre el tema de los perfiles de los hombres violentos- aunque los maltratadores presentan más trastornos de personalidad que los no maltratadores, la magnitud de la diferencia entre ambos colectivos es limitada para la mayoría de trastornos evaluados. Además, se analizó que aunque los maltratadores presentan más abuso/dependencia de alcohol y drogas, que los no maltratadores, la magnitud de la diferencia entre ambos colectivos también es limitada. Por ende, el maltrato no se ve asociado a una patología de salud mental, sino que es un problema psicosocial», según explicó la directora de la carrera de Psicología de la Universidad Autónoma de Chile en Talca.
Finalmente, desde el enfoque en que se centra la atención del Programa Comunitario de Prevención implementado por esta casa de estudios y su Clínica Psicológica se consideran los siguientes niveles al momento de diagnosticar la raíz de la violencia manifestada por algún integrante de la relación: