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La crisis del agua y la mega sequía que afecta a la zona centro-sur de Chile impulsaron a la Dra. Paola Bolados, profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chile, a liderar un proyecto anillo sobre gobernanza colaborativa y acceso justo al recurso hídrico.

Luego de tres años de indagatoria, las conclusiones fueron presentadas el 1 de agosto en el seminario internacional “La crisis social del agua en América Latina: tejiendo colaboraciones artísticas y territoriales desde organizaciones de mujeres”, realizado en el campus Providencia de la U. Autónoma en Santiago. La instancia reunió visiones de expertas de México, Colombia y Chile.

“En el marco de un proyecto Anillo (ATE 220047), se aborda cómo las distintas culturas enfrentan este conflicto y cómo desde la ciencia podemos aportar a soluciones más justas y equitativas. El agua es vida, y si dañamos el acceso a una fuente de calidad, nos estamos afectando a nosotros mismos”, afirmó en sus palabras de bienvenida Nicole Ehrenfeld, subdirectora de Centros e Investigación Asociativa de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

A su vez, la Dra. Jéssica Morales, decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, subrayó que “la crisis del agua es cíclica. Desde la academia, es importante transferir el conocimiento a los estudiantes, educar a las comunidades y aportar a las políticas públicas. Desde el punto de vista internacional, es muy necesario compartir experiencias y buenas prácticas porque es una problemática global”.

Hidrofeminismo

La Dra. Paola Bolados explicó que el proyecto “levantó y relevó la dimensión de género en torno al agua”. Según la investigadora, las mujeres son especialmente afectadas por la escasez y contaminación hídrica, y cumplen un rol clave en la gestión comunitaria del recurso.

“Las mujeres más que estar en el análisis del diagnóstico, están en las gestiones locales buscando soluciones a los problemas cotidianos y fortaleciendo las redes comunitarias de agua potable rural, en las municipalidades o en las organizaciones socioambientales. Ponen en valor, no solamente la necesidad para un consumo humano sino también la importancia para usos ecosistémicos, domésticos, espirituales u otros usos que son visibilizados por ellas”, señaló.

El proyecto analizó el concepto de hidrofeminismo, que propone comprender el agua como un fluido central que conecta los cuerpos humanos y no humanos en una lógica de interdependencia. “Pensamos el agua como un fluido central para hablar y pensarnos interdependientes entre cuerpos”, resumió.

La académica del Doctorado en Ciencias Sociales de la U. Autónoma advirtió que “como país, tenemos un serio problema, no solo por la mega sequía de casi una década, sino porque ha sido muy difícil desmontar la arquitectura jurídica que potencia la mercantilización del agua, pese a la reforma al Código de Aguas de 2022”.

Karina Kloster, profesora investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, planteó que “ante la construcción de una escasez social en torno al agua, reconocemos problemas que los gobiernos no han logrado revertir. No hay certeza de qué estamos gobernando, cuánta disponibilidad real hay, en qué calidad está el agua ni cómo lograr un reparto más equitativo. El agua debe ser ecosistémica”.

Cabe mencionar que el seminario integró también expresiones artísticas, como la proyección de documentales sobre las complejidades hidrosociales en Aconcagua, Maule y Toltén, y la presentación de Daniela Millaleo con su canción Ko (agua, en mapudungun). Además, se desarrollaron tres mesas de conversación: “Miradas comparadas de la crisis social del agua en América Latina”, “Género, agua y territorio”, y “Arte y política en torno a la crisis del agua”.

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