Tras un intenso proceso de Inducción a la Vida Universitaria, que incluyó reuniones con las autoridades de Santiago y la aplicación de una valiosa prueba de diagnóstico, este lunes comienzan formalmente sus clases los estudiantes de jornada vespertina que han ingresado a la Universidad Autónoma de Chile.
Si hay algo que tiene en común el medio millar de futuros profesionales, es su convicción de asumir en propiedad la responsabilidad de estar en la educación superior.
Pero también comparten historias de vida que conjugan trabajo y estudio, desafío no menor si se consideran las variadas exigencias a las que estarán sometidos todas las tardes desde ahora y durante los próximos cinco años.
Desde hace tres años, Tamara Henríquez trabaja en el área de contabilidad de un laboratorio farmacéutico con presencia en América Latina y Asia.
Ya había estudiado un par de meses en otra institución, pero entre paros y muy pocas clases decidió retirarse. “Pero este año tomé la decisión de continuar, porque me gusta mi trabajo y con mi título de Ingeniera Comercial sé que se abrirán más puertas”, aseguró.
Por ahora, esa firme expectativa de crecimiento personal y laboral va de la mano con algo de nervios. “Elegí esta universidad porque tuve buenas referencias y además está cerca de mi trabajo. Estoy nerviosa, sí, pero más que nada ansiosa de comenzar ya”, señaló.
Introducción a las Matemáticas, Contabilidad y Herramientas Computacionales Aplicadas son parte de las asignaturas que ya cursa este primer semestre. Las mismas a las que asistirá Catalina Ramírez, que confiesa que le gusta todo lo relacionado con los negocios y la administración.
“Egresé del liceo recién el año pasado con el título de Técnico en Administración, y quiero seguir desarrollándome en el mismo camino. Empiezo esta nueva etapa de mi vida con todas las ganas de aprender”, dijo.
Como estudiante universitaria sabe que el contexto es muy distinto al de la enseñanza media. Nuevos compañeros, muchos de ellos mayores, con familia y experiencia trabajando en distintas empresas.
Y como sus clases ahora son desde las 7 de la tarde, aprovechará de trabajar. “Sé que me la voy a poder, tengo mucha fe en poder estudiar y trabajar al mismo tiempo. Mientras me guste lo que hago lo voy a lograr, y mi carrera me gusta mucho”, resaltó.
En la otra vereda, Abner Mancilla viene saliendo de cinco años de estudio de Teología y un trabajo de 7 de la mañana hasta pasadas las 2 de la tarde.
“Ansioso pero tranquilo, porque sé a lo que vengo”, reconoció, porque sabe que el reto es difícil, pero con esa misma seguridad en sus capacidades tiene claro que es en sus estudios de Psicología donde está su futuro.