redes-sociales1 (1)Hace un par de días, muchos de nosotros recibimos – de parte de algunos de nuestros contactos y por diferentes redes sociales – un mensaje que aludía a una eventual paralización de los choferes de transportes de combustible, generando alarma entre los automovilistas y provocando como consecuencia que cientos de usuarios de diversas ciudades del país llegaran hasta las gasolineras para cargar bencina ante una posible escasez debido a la movilización.

Aunque la reacción de las autoridades fue más o menos rápida, desmintiendo la situación a través de los noticieros centrales y sus propias redes sociales, el rumor corrió con mucha más fuerza y velocidad por Facebook, Twitter y Whatsapp, frente a lo cual la comunidad optó por seguir a la mayoría saliendo de sus casas para llenar sus estanques sin importar ni el frío ni la hora.

Si bien situaciones como estas son cada vez más frecuentes, nos dejan algunas interrogantes: ¿qué hay detrás de esta reacción? ¿Por qué el poder de los instrumentos de comunicación masiva tiene mayor credibilidad que la legítima autoridad? Las respuestas son variadas, partiendo desde la instantaneidad en la entrega informativa, la influencia de los círculos de referencia e, incluso, la falta de confianza de la sociedad frente a los gobiernos  y las empresas.

Este último punto es clave para el sociólogo e investigador del CEGES perteneciente a la Universidad Autónoma de Chile en Talca, Claudio Vásquez, quien asevera que “una primera cuestión que cabe advertir, es el estado de “temor latente” que existe en nuestra sociedad. Este temor irracional, me parece que es reflejo de un alto nivel de tensión que vivimos en nuestro país, producto de una preocupante falta de confianza en las instituciones públicas, encarnadas en el gobierno, pero también en las grandes empresas, de manera tal que una situación tan lejana como lo es el “desabastecimiento” parezca inminente a pesar de los desmentidos oficiales y nos deja bastante material para reflexionar”.

Vásquez, suma un segundo factor que tiene relación con el poder de convencimiento que poseen las redes sociales, y que “es bastante sorprendente que frente a una información no confirmada, viralizada a través de un canal de comunicación no oficial y cuya fuente es la propia ciudadanía  – de manera casi incuestionable-  se de fe de lo ahí escrito.  Creo que esta psicosis colectiva, responde más bien a un factor psicológico, donde hay una respuesta exagerada frente a un estímulo externo”.

En este sentido, no hay un indicio previo que nos diga que estamos en una situación tan complicada como de desabastecimiento o emergencia, sin embrago, la sobrerreacción conjunta responde a un fenómeno de masas frente a una situación ambigua. Así lo señaló la Dra. Paulina Gaspar – Directora de la Carrera de Psicología de la Universidad Autónoma de Chile en Talca – quien además agregó que “la respuesta frente a esta situación poco clara fue bastante emocional y no racional, sin cuestionamientos; primó el miedo y la angustia. Estaspaulina gaspar son respuestas no organizadas e independientes, cada uno fue en busca de su propia solución. Ahora, nosotros tenemos una carga histórica de catástrofes, sin embargo, acá aplica la teoría del rumor donde no hubo un experiencia que despertara la alarma en nosotros, como en el caso del terremoto donde vivenciamos físicamente el fenómeno. En este caso creímos ciegamente lo que Whatsapp nos dijo”.

Para la Magíster Gaspar, el elemento relevante –aparte de la reacción colectiva- es la valoración otorgada a las redes sociales como medios creíbles. “Es importante analizar la fuerza que tiene Whatsapp, Twitter o Facebook y la capacidad de movilizar a través de una información a millones de personas. Creo que la confianza en este medio radica en la personalización de la información, vale decir, es un conocido o una persona de mi círculo más íntimo que me envía la noticia por lo que le creo sin cuestionamientos”, recalca la psicóloga.

 

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