Si bien no hay cifras oficiales respecto de la prevalencia del Alzheimer en Chile, al 2009 se estimaba que cerca de 120 mil adultos mayores padecían esta enfermedad, mientras que el 2012 los casos de demencia leves bordeaban 180.000 mil. A nivel mundial se estima un número que bordea con facilidad los 15 millones de casos.
En ese escenario, el estudio de la doctora Valentina Echeverría, investigadora asociada de la Universidad Autónoma de Chile y que lleva más de 15 años de trabajo científico dedicados al campo de la neurociencia, cobra vital relevancia, al sostener que un derivado de la nicotina, podría curar o reducir estas alarmantes cifras.
Su hipótesis es que la cotinina –un derivado de la nicotina- podría curar o reducir los efectos de esta patología cuya prevalencia a nivel global aumenta a cifras preocupantes.
Más pertinente resultan aún los estudios de la doctora Echeverría, si se considera que diversos análisis internacionales sitúan a Chile como uno de los tres países de América latina con más cantidad de personas con Alzheimer.
La especialista, que actualmente trabaja en un complejo hospitalario especializado en adultos mayores de Miami, Estados Unidos y que dirige grupos de investigación relacionadas con la materia, señala que ha realizado “varios estudios asociados a la cura de Alzheimer y los resultados producidos por la molécula denominada cotinina, han sido asombrosos”.
Sostiene que “esta molécula no sólo evita la degeneración neuronal, sino que además podría potencialmente prevenir el Alzheimer o disminuir los efectos de la enfermedad en su etapa avanzada”.
La experta -asociada a la Universidad Autónoma de Chile desde el 2013- ha trabajado en los efectos de este alcaloide que se encuentra en el tabaco y como metabolito de la nicotina, realizando pruebas en modelos animales y celulares para investigar las bases moleculares de varios trastornos neurológicos y psiquiátricos.
Una de las conclusiones más relevantes de sus estudios sugiere que “aparentemente la función principal de la cotinina en el organismo es aumentar la plasticidad cerebral”, es decir, “la capacidad de las neuronas de comunicarse entre sí y de sobrevivir a insultos tóxicos”.
De esta manera, manifiesta que su consumo no sólo podría disminuir considerablemente este trastorno que afecta la habilidad de una persona para llevar a cabo sus actividades diarias, sino que incluso hasta podría aumentar las esenciales capacidades de memoria y de aprendizaje.
Echeverria explica que para fundamentar la investigación fue necesaria la realización de experimentos de laboratorio a partir del consumo de la molécula, para lo que se empleó una cifra 10 veces mayor a la que se obtiene del fumar.
“Esta acción es obviamente dañina para el cuerpo humano, pero lo adictivo en este caso es la nicotina. La molécula en sí misma tiene poco que ver con los efectos colaterales perjudiciales para la salud”. Además, la cotinina, al aumentar la plasticidad neuronal, también actúa como una droga antidepresiva de potencial utilidad en personas que sufren depresión.
Con esto, señala la especialista, se comprobó que “los beneficios incluyen una droga de fácil absorción que alcanza todo su potencial casi de inmediato, permanece en nuestro cuerpo por cerca de 19 horas y es fácilmente absorbida por el organismo”.
Según el estudio, un adulto mayor podría tomar una píldora al día y comenzaría a acumularse en el cerebro. Esa acumulación -señala Echeverria- es clave para comenzar a sentir los efectos de un antidepresivo en los momentos críticos que siguen al diagnóstico.
Asimismo, sostiene que se podrían realizar medicamentos en base a la cotinina con el fin de revertir las consecuencias de este mal que aqueja a gran parte de la población de adultos mayores.
Echeverria señala que la enfermedad de Alzheimer es más frecuente en personas que han padecido diabetes, trauma cerebral y estrés postraumático. “Una medicación que funciona rápidamente, podría incrementar los resultados exitosos en los tratamientos de salud mental”.
La doctora Valentina Echeverría es Licenciada y Magíster en Bioquímica por la Universidad de Concepción y posee un Doctorado en Ciencias Biológicas por esa misma casa de estudios.
Ha realizado entrenamiento postdoctoral en prestigiosas universidades de Canadá, Estados Unidos y España. Actualmente es científica del Bay Pines VA Healthcare System de Florida y profesora asistente en la Universidad de Florida del Sur. Entre otros reconocimientos, fue nominada en Estados Unidos al premio Presidencial en Ciencias e Ingeniería como Investigadora Biomédica 2014, por sus contribuciones en el área del Alzheimer y los desórdenes del estrés postraumático.
Desde hace casi una década es miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York y de la Sociedad Americana de Química y Neurociencias. Es miembro del comité editorial de seis revistas especializadas, como el Neural Regeneration Research, Journal of Alzheimer’s Disease e International Neuropsychiatric Disease Journal, entre otras.
Posee más de treinta publicaciones en revistas especializadas. Entre ellas, “Cotinina: potencial nuevo agente terapéutico contra el Alzeimer” (publicada en CNS Neuroscience & Therapeutic); “Cotinina reduce conductas asociadas a la depresión, déficit de memoria en el trabajo y pérdida sináptica asociada a estrés crónico en ratones” (publicada en Behavioral Brain Research”) y “Cotinina reduce la agregación de amiloides beta y mejora la memoria en ratones con Alzheimer”, publicada en Journal Alzheimer’s Disease.
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