El 70% de la matriz energética primaria de Chile proviene de combustibles fósiles, altamente contaminantes. Ello explicaría que algunos indicadores clave en esta materia revelen que durante las últimas dos décadas el país haya aumentado en más de 150% su emisión de CO2.
Es en ese escenario que el Dr. José Manuel Cansino, investigador asociado y académico de la Universidad Autónoma de Chile, lidera un proyecto internacional que busca definir los determinantes de un crecimiento económico menos contaminante pero aun así competitivo.
Sus investigaciones se centran en la economía de la energía y del medio ambiente, así como en la evaluación de políticas públicas. De hecho, ha publicado 34 artículos en revistas científicas indexadas.
Durante una charla dictada este martes en Santiago, el experto indicó que “Chile camina hacia un mix energético más limpio, en línea con economías más desarrolladas”, pero que aún queda mucho por avanzar.
Su estudio, que cuenta con financiamiento FONDECYT, espera diseñar un nuevo modelo de crecimiento sostenible bajo en emisiones de carbono, sin afectar la competitividad de las empresas.
El especialista –director de la cátedra de Economía de la Energía y del Medio Ambiente en la Universidad de Sevilla, España- enfatizó que la evidencia sugiere que “es posible crecer económicamente y reducir la contaminación al mismo tiempo, lo que se denomina `desacoplamiento`”.
Para lograrlo se requiere contar con energías limpias y un autoconsumo eléctrico. Aunque se han dado pasos importantes en ese sentido, como la definición de una política de Estado en materia energética, precisó que la economía chilena tiene mucho que avanzar en especial en la adopción de acuerdos a nivel doméstico y también internacional.
“Chile tiene una oportunidad irrenunciable en la Cumbre de París -que se realizará en diciembre próximo- para asumir un compromiso voluntario pero claramente cuantificable para recudir la emisión de contaminantes”.
Recordó que otros tratados suscritos por el país, como el denominado Acuerdo de Copenhague de 2009, eran poco claros, no vinculantes ni sancionables.
“Chile asumió el compromiso voluntario de reducir en 20% sus emisiones hacia el año 2020, pero sujeto al contexto internacional, y que para el 2025 el 45% de su capacidad de generación eléctrica instalada provenga de fuentes renovables no convencionales”, detalló.
En el análisis participan especialistas de la Fundación Roger Torné y la Universidad de Sevilla en España, además de la Universidad de Lund, en Suecia.
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