La importancia de la comunicación temprana como factor potenciador del lenguaje positivo de los niños, fue el tema que se desarrolló en el primer seminario disciplinar 2016 que realizó la carrera de Educación Parvularia de la Universidad Autónoma de Chile y que tuvo como expositora a Mariana Blanc, fundadora y directora del Baby Signs Chile, programa basado en las señas que hacen los niños para comunicarse y que fue creado por dos psicólogas norteamericanas que descubrieron que todos hacen a lo menos cinco.

En la actividad -dirigida a estudiantes y profesionales que se desempeñan en las distintas instituciones con las que se vincula la carrera, como Junji, Integra y jardines dependientes de los municipios- la especialista destacó que es durante la primera infancia cuando se sientan las bases del lenguaje y cuando los niños están más permeables para recibir una serie de información que les será de mucha utilidad para el resto de su vida.

“Es en ese momento donde podemos desarrollar o trabajar el tema del apego, de la disminución de la frustración y de mejorar la autoestima de los niños. Todo ese trabajo socioemocional positivo va a gatillar una serie de desarrollos cognitivos y de lenguaje que les permitirá tener muchas más herramientas, por ejemplo, al momento de llegar al colegio o enfrentar desafíos mayores”, puntualizó Blanc.

En este contexto, cobra importancia el programa Baby Signs, que según los estudios desarrolla en los padres una serie de habilidades como escuchar y visualizar al niño, “y esa capacidad de detectar bien los cambios de estado emocional del menor, que permiten darse cuenta a más temprana edad si hay algo raro que está sucediendo”, puntualizó la experta, quien agregó que también permite a los niños contar lo que les está pasando.

“Se genera una ambiente de diálogo y de educación mucho más respetuosa, y esa educación respetuosa es la que permite prevenir muchos de los abusos, y cuando hablo de abusos, no me refiero sólo a abusos sexuales, sino también de bullying, problemas de autoritarismo que pudiera haber en la sala de clases o de parte de otros amigos. Le permite a los menores expresarse más en confianza con su medio”, precisó.

La especialista fue enfática al señalar que los estudios demuestran que entre los 9 y 11 meses los niños ya saben lo que quieren y si bien no manejan el lenguaje verbal para manifestarlo, sí tienen uno de señas que permite a los adultos comprender lo que desean.

“Nosotros como papás, muchas veces pensamos que el niño está mañoso, pero los estudios han determinado que muchas veces las causales de los llantos no son las que nosotros creíamos, y si somos capaces de responder antes y de mejor manera, será mucho más fácil fortalecer nuestro rol como padres y rayar una buena cancha, que es lo que necesitan los niños”, concluyó.

Compartir en