La Universidad Autónoma de Chile tiene por tradición realizar una Ceremonia de Investidura, la cual está cargada de emociones y simbolismos que tienen como propósito marcar el inicio de una nueva etapa profesional.
En esta oportunidad, el Aula Magna de esta casa de estudios en Talca se repletó de padres, familiares, amigos, autoridades y docentes para investir a 65 alumnos de segundo año de Enfermería.
La directora de la carrera, profesora Janet Vargas, tuvo sentidas palabras para sus estudiantes “Este momento es muy especial; es nuestra octava ceremonia de Investidura en la universidad y, sin embrago, cada año es un nuevo compromiso que los jóvenes hacen con esta vida que comienza al servicio de otros».
«Es muy emocionante ver cómo los estudiantes están preparados y listos para iniciar su práctica profesional -añadió. Por primera vez se visten con sus uniformes clínicos en compañía de sus padres y hoy se comprometen con la sociedad para ejercer un rol como profesionales. Aunque aún están en un proceso de formación, se encuentran en un momento donde van a enfrentar al paciente, van a ir a servicios clínicos, y hospitales, conociendo la realidad que existen en Salud”.
Destacó la importancia que los alumnos sean un aporte a los cambios que se vienen en Salud para así colaborar en la disminución de las patologías, haciendo que la comunidad se sienta atendida con calidad. Pero con una calidad relacionada no sólo con tópicos como la gestión y el cuidado; sino que también, con un cuidado humanizado que es lo que pide hoy la gente a los profesionales de la enfermería.
Alejandra Muñoz, estudiante de segundo año, puntualizó que “es una mezcla de varias emociones, nervios y ansiedad, pero a la vez me siento feliz de estar acá porque ha sido difícil y es el primer paso de muchos que se vienen más adelante”.
Asimismo Joel Morales, padre de una de las futuras profesionales, dijo estar “muy contento, más que todo inmensamente feliz porque ella se siente realizada, quiere servir a la comunidad de esta forma y para mi es algo maravilloso, un orgullo”.
En la ceremonia fueron presentadas las tres prendas que representan el espíritu de la carrera; la toca, la lámpara y el uniforme.
La primera, denominada también cofia, tiene su origen en la evocación de las monjas ligadas a la tradición católica y el cuidado a los enfermos. Durante la época medieval recibió el nombre Toca. Su diseño consistió en un «gorro» cuya finalidad era proteger y cubrir el cabello, ya que peinarlo constituía una larga y fastidiosa tarea. La segunda, tiene relación con la mentora de estos profesionales, la británica Florence Nightingale, conocida como “la dama de la lámpara” debido a sus rondas nocturnas para visitar a los enfermos de gravedad en los campos de guerra en Crimea. Finalmente, el uniforme fue una costumbre adquirida con el tiempo, y consistió en un sencillo vestido de percal y zapatillas cómodas, un mandil a la altura del tobillo de color blanco, como sinónimo de limpieza y pureza.
De esta forma, en abril próximo los estudiantes de Enfermería de la Universidad Autónoma de Chile en Talca comienzan sus pasantías en los distintos campos clínicos con los que esta casa de estudio mantiene convenios de colaboración mutua, como la Casa de Acogida Padre Manolo de Talca y el Hospital Carlos Ibáñez del Campo en Linares, entre otros.