Casi un centenar de alumnos de Kinesiología de la Universidad Autónoma de Chile vistieron por primera vez los uniformes que distinguen a su disciplina, con los que a partir de ahora realizarán sus prácticas clínicas en distintos establecimientos de salud de la región Metropolitana.
La simbólica ceremonia realizada en Santiago, fue encabezada por el Vicerrector de sede, Francisco Baghetti, la Secretaria Académica de la Facultad de Ciencias de la Salud, magíster Pamela Maureira, y el director de carrera, magíster Sebastián Miranda, además de familiares y académicos.
En su discurso, en representación de los futuros profesionales, Jaime Henríquez precisó que “hoy, al fin, cerramos un ciclo para comenzar otro” e invitó a los asistentes a mirar hacia atrás y “realizar conclusiones que hoy día nos permitan tomar una decisión de hacia dónde queremos apuntar”.
“Han pasado los años. Ya no somos los jóvenes atemorizados por la vida universitaria que éramos en un comienzo; ya no andamos en grupos gigantescos merodeando por los pasillos de la universidad preguntando dónde está el laboratorio de anatomía», rememoró.
Añadió que “hemos hecho de compañeros, pero otros muchos hemos hechos de grandes amigos. Pero por sobre todas las cosas hemos crecido y la prueba más fehaciente de este crecimiento, es que nos encontremos hoy aquí todos reunidos en esta ceremonia”.
“Me pongo de pie aquí frente a todos ustedes –dijo-, frente a sus familias y seres queridos, con una mirada alegre, orgullosa y determinada, para decirles que no solo estamos aprendiendo, sino que además lo hacemos de la mejor manera para desenvolvernos en nuestra futura vida profesional”.
En ese sentido Henríquez destacó el rol del kinesiólogo, que a su juicio excede la suma de técnicas y tratamientos en el ámbito de la gestión en salud.
“Nosotros tenemos el deber de cambiar la historia como se nos ha contado; tenemos que volver a mirarnos a los ojos y entender cuál es el problema de fondo que hay cuando alguien llega a nuestras manos en busca de tratamiento; proyectarnos en el futuro, y usar las herramientas que se nos han entregado para de ese modo ser reales agentes de cambio”, enfatizó.
“Hoy veo a mis compañeras y compañeros de universidad, y me atrevo a decir que me encuentro con gente profundamente comprometida a ser un agente de cambio. Jóvenes que no le tienen miedo a las transformaciones, que se han puesto la camiseta por la kinesiología, y que de la mano de nuestros profesores y académicos han dado el todo de sí para profesionalizar aún más la manera que tenemos de ver la vida”, añadió.
Dirigiéndose a los más de 400 padres y apoderados, Jaime Henríquez dijo finalmente que “a sus casas vuelven jóvenes con ganas de ayudar a quienes lo necesiten, con una profunda conciencia de las brechas, y que buscan por sobre todo convertirse en kinesiólogos al servicio de la comunidad”.