Entre el año 2010 y 2015 el parque automotriz aumentó en Chile un 41%, superando los 7 millones de vehículos inscritos a nivel nacional. La mayor concentración de éstos se encuentra en la Región Metropolitana, que desde 1990 a la fecha registra 4.1 millones.

Y como todos los años, los dueños de los vehículos tienen hasta el 31 de marzo para renovar el permiso de circulación. Sin embargo, el pago de este trámite va asociado a un costo social que muchas veces no advertimos y que se relaciona básicamente con su uso regular.

“Nos parece injusto muchas veces tener que pagar el permiso de circulación porque consideramos que está sobrevalorado; si planeamos renovar el vehículo debemos pagar traspasos y ahora impuestos adicionales, así también, el precio de la bencina sube y sentimos que la subvención nunca es suficiente como para amortiguar el mayor gasto que representa hoy ser propietario de un vehículo”, plantea Humberto Salas, docente de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma de Chile.

permiso circulacionEn ese sentido señaló que “hay malas noticias para el bolsillo, pues nada hace presagiar que la situación cambiará en el futuro. Esto porque no consideramos habitualmente en nuestro análisis los costos sociales asociados al uso de nuestro vehículo”.

El académico hace hincapié en un punto esencial: el crecimiento de la infraestructura vial de nuestras ciudades es notoriamente más lento que el del parque vehicular. “El incremento sostenido del parque automotriz en el país, hoy con más de siete millones de vehículos, creciendo en algunas regiones aceleradamente, mientras la infraestructura vial crece más lento que la cantidad de vehículos, congestiones cada vez más acentuadas en horarios peak, sumado las emisiones contaminantes que deterioran de la calidad de vida no solo de los usuarios de un vehículo, sino que de la comunidad en general, se transforman en un problema que los agentes reguladores deben corregir”, apunta.

Salas sostuvo que “lo anterior se compensa y tiene un efectivamente un costo que económicamente se denomina corrección de externalidades negativas generadas por el uso de un bien, en este caso mi automóvil, donde la compensación es el precio que debemos pagar por circular en nuestro vehículo y se representa por todos los costos descritos anteriormente, como pago de impuestos, patentes y alto precio del combustible”.

Humberto Salas1Añadió que “en materia medioambiental, los impuestos a la emisión de contaminantes o «Impuestos Verdes» buscan potenciar el desarrollo sustentable y es una práctica generalizada en países desarrollados, ya que el objetivo de estos gravámenes es estimular en el largo plazo el uso de alternativas limpias y automóviles con bajas emisiones de CO2”.

Finalmente, el académico asegura que “si optamos por el uso de nuestro vehículo, debemos compensar obligatoriamente el costo social que generamos y el instrumento más efectivo de hacerlo es pagando los tributos correspondientes”, subrayando que “el rol de los agentes reguladores es resguardar que los recursos captados por esta vía se destinen efectivamente a corregir dichas externalidades y se haga un uso eficiente de ellos”.

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