El primer trimestre del año 2015 la tasa de desocupación regional de La Araucanía anotó un 6,5 por ciento; algo superior al 6,1 por ciento que se registró a nivel país en igual periodo. Sin embargo, el economista de la Facultad de Administración y Negocios, Patricio Ramírez, explicó que las plazas de trabajo han disminuido y que esa cifra no es alentadora.
La tasa de desocupación se calcula dividiendo el número de desocupados en la fuerza de trabajo, por tanto el desempleo puede bajar no solo porque existen más personas ocupadas y/o menos personas desocupadas, sino también puede caer la tasa de desempleo si disminuye la fuerza de trabajo, es decir si hay menos gente buscando empleo en un periodo determinado.
“El último año la fuerza de trabajo ha disminuido en poco más de 13 mil personas, lo que ha contribuido a que la tasa de desocupación no se eleve significativamente como pudo haber sucedido. Este fenómeno de reducción en la fuerza de trabajo local no se había observado desde 2010, ya que en los últimos ejercicios anuales siempre se presentaba un aumento en dicha variable. Esto es un hecho que debiera llamar la atención y que invita a analizar con detención que factores han contribuido a que a nivel regional tengamos hoy una mayor cantidad de personas inactivas que hace un año atrás”, explicó el especialista.
Ramírez agregó que si hacemos un simple ejercicio hipotético, de solo mantener la fuerza de trabajo que la región tenía hace un año atrás, la tasa de desocupación regional pudiera haber llegado a niveles del 9 trimestre este primer trimestre de 2015. Por eso, recalca que la tasa de desocupación debe ser mirada con cuidado y complementada con otras variables, para establecer si es una buena o mala noticia.
Un indicador de empleo que refleja mejor el dinamismo de la economía y del mercado laboral, es la creación o generación neta de empleo, que se calcula por diferencia en el número de ocupados de un periodo a otro.
“En La Araucanía al primer trimestre de 2015 el análisis no es positivo, puesto que han disminuido en términos netos en torno a 14 mil puestos de trabajo en un año, es decir, no solo no se han creado puestos de trabajo, sino que se han destruido plazas laborales respecto a igual periodo de 2014. Esta falta de capacidad de generar empleos estaría mostrando los efectos rezagados de la desaceleración económica que sufrió la región durante 2014 y de la escasa inversión regional especialmente privada”, puntualizó Patricio Ramírez.
En los últimos cuatro años, la región presenta una generación de empleo anual promedio en torno a 18 mil plazas laborales, con lo cual hasta el primer trimestre de este año se rompe la tendencia, pasando a números rojos en esta materia y dejando de manifiesto que a pesar de comenzar el año con una tasa de desocupación “moderada” existen otros indicadores que muestran más bien un debilitamiento del mercado laboral regional.
“Esta debilidad se ve más acentuada aún cuando la pérdida de empleos regionales viene explicada principalmente por sectores económicos claves e importantes en la dinámica productiva local: agricultura y comercio. Sin embargo, cabe mencionar que la caída en los ocupados pudo ser incluso mayor de no ser por el aporte del sector de administración pública, que contribuyó con generación positiva de empleo en el último año, la que sin embargo no fue suficiente para contrarrestar los empleos perdidos en el sector privado”, agregó el economista regional.
Respecto al futuro, Patricio Ramírez es claro. Sostiene que la región sigue con el enorme desafío de generar y atraer inversión privada. A su juicio la inversión es la principal herramienta que permitirá dar un salto económico cuántico a la región en términos de actividad, empleo y calidad de vida. En tanto, piensa que las políticas y estímulos fiscales para empujar el empleo son medicina de corto plazo, por lo que se requiere de inversión privada para estimular la economía. “Esto mismo permitirá tener un flujo futuro estable de puestos de trabajo en la región, de lo contrario, el empleo regional seguirá en los vaivenes propios de una economía que tiene las ganas de saltar la valla, pero que no tiene las bases, la fuerza ni el empuje suficiente”, dijo.
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