La presente investigación desarrollada por la Dra. Luisa Soler -investigadora del Instituto de Estudios Sociales y Humanísticos de la Universidad Autónoma de Chile en Talca- es un proyecto Fondecyt de iniciación denominado “Contribuciones al mundo comercial hispánico. Comerciantes chilenos a fines del siglo XVIII”.
El proyecto da continuidad y profundización a una investigación que inició en México sobre redes comerciales, la cual demostró engranajes y correlaciones regionales entre las “dos Américas”, además de las establecidas en el mundo europeo y asiático. “En este contexto general, mi propósito estuvo encaminado a insertar la realidad mercantil chilena dentro del contexto global, toda vez que, historiográficamente aún se le sigue confiriendo un carácter periférico en atención al manejo de series y volúmenes”, nos explicó la investigadora.
Añadió que “este trabajo empírico es altamente revelador porque demuestra el gran valor territorial dentro del complejo regional en la carrera de Lima y Buenos Aires. De hecho, el reino chileno facilitaba la circularidad de tráficos, mercancías y productos importados/exportados cerrando circuitos; ofrecía vías alternativas de tráficos sobre todo en momentos coyunturales y de crisis; además de su contribución con metales como cobre, oro y plata”.
Resumen de la Investigación
Rastrear operativamente las redes comerciales sin modelos a priori establecidos permite capturar realidades muchas veces yuxtapuestas, muchas veces diseminadas por aquellas teorías basadas en el lugar central o centros hegemónicos. El propósito de adherir el espacio socio-económico chileno a la dinámica mercantil americana fue el objetivo general del proyecto, planteando para ello, examinar las estructuras y las dinámicas de las múltiples y complejas redes comerciales que se tejieron alrededor de los negocios de Salvador Trucios Ruiz de Alcedo.
El problema a demostrar a partir de este estudio estuvo encaminado a analizar el nivel de correspondencia y del desarrollo del comercio interno/externo del territorio chileno en relación con las provincias y reinos vecinos, siguiendo las lógicas operativas empleadas por los diversos agentes que intervinieron. Por tal razón, mediante un seguimiento a los negocios y contratos se desentrañaron cerca de un centenar de agentes, vinculados directa e indirectamente a la red en observación, todos ellos distribuidos al interior del reino chileno; en el espacio peruano, bonaerense y gaditano.
En efecto, se reconstruyeron las principales redes internas y sus ejes nodales de operación: Valparaíso- Concepción-; Valparaíso- Coquimbo- Copiapó y otras villas al interior del reino. Se levantaron algunos datos en la ruta del camino real Santiago-Concepción, y los circuitos que articularon a los mercados circundantes de Rancagua-San Fernando-Curicó y Talca; redes y rutas para los espacios andinos como Guayaquil; además de aquellos circuitos intermedios que vinculaban La Paz- El Callao; Callao-Potosí-Tucumán; y las rutas transandinas: Santiago-Mendoza- Buenos Aires, con sus conexiones en Cádiz.
Los resultados entregaron claves de las lógicas operativas de los agentes económicos que intervinieron, conformando compañías comerciales para operar en diversas escalas. Los hallazgos permitieron no solo trazar los circuitos sino también reconocer lo que aun historiográficamente no se conferido al reino chileno, su valor territorial dentro del complejo conjunto regional/continental.
El estudio particular develó sobre todo en tiempos de guerras e inseguridades como los agentes asentados en Chile decidían las rutas y comercios, en negocios en los que estaban vinculados agentes tanto de Lima, Buenos Aires y Cádiz.
La integración de la red particular de Trucios al contexto regional continental, estuvo marcada principalmente por las contribuciones de metales (cobre en barra, oro y plata), rubros que mantuvieron ritmos heterogéneos. Desde 1750 hasta 1780, el cobre fue uno de los principales renglones en sus negocios; controlados desde Santiago operó dentro de la Cía. Ustáriz y San Ginés, una alianza estratégica que le facilitó estrechar vínculos con limeños y bonaerenses, además de potenciar su participación en los mercados internacionales, a tal punto de lograr negociar directamente con cargadores en Cádiz mercaderías de significativos valores.
Así mismo y como consecuencia de la coyuntura comercial de 1778, revitalizó las viejas redes de negocios que mantenía en los centros mineros chilenos; su concentración por extraer oro y plata fortaleció el intercambio comercial en la carrera de Buenos Aires y Lima, operando a través de su propia red internacional familiar: Roque Jacinto Huici, en Cádiz; Ramón Figueroa, en Yllapel; Joaquín Trucios, y Salvador Cerón de la Fuente en La Paz, y Manuel Ortiz de Basualdo, en Buenos Aires.
Si bien estas evidencias solo corresponden a un estudio de caso particular, resultados como estos matizan la idea de dependencias absolutas. En efecto, estos aportes previos están siendo considerados dentro del contexto académico internacional reconociéndose la necesidad de sumar y articular estudios rastreando redes, utilizando la misma clase de fuentes, esto es, cartas de orden, libros y contabilidades privadas.
Es importante destacar que esta investigación consideró aquellos aspectos tangibles de la realidad como la geografía, la interacción social, las relaciones económicas y las variables políticas, sumándole el análisis conductual de los individuos. Perspectivas que entienden al comercio y las redes no solo como actos de intercambios, sino como prácticas que organizan o desorganizan el curso de las economías y de las mismas sociedades.
Desde este enfoque se facilitó desanclar la tradicional mirada del reino de Chile como el confín del imperio en alusión no solo al territorio sino a su connotación periférica. Al situarlo, como un territorio vivo, en el que convergen flujos dinámicos de hombres y bienes que circulan por él, fue posible capturar esa marcha azarosa de avances, retrocesos, adaptaciones y transformaciones en circunstancias coyunturales pero también contingentes: Un antes y un después de la apertura del Cabo de Hornos, de la declaración de libre comercio, de las transformaciones sociales y de los nuevos desafíos acompañan al crecimiento y retracción del comercio, siendo imposible soslayar su vinculación y participación en la carrera de Indias.
Luisa Soler Lizarazo es Doctora en Historia Universidad Iberoamericana de México. Se desempeña como docente e investigadora del Instituto de Estudios Sociales y Humanísticos de la Universidad Autónoma de Chile en Talca. Sus principales líneas de investigación están relacionadas con: redes, poder y comercio en el mundo comercial hispánico; sociedades, economías y fronteras.
Ha publicado artículos en revistas científicas ISI. Es autora del libro Reformismo Borbónico. El caso de la Nueva Granada del Siglo XVIII (2003); y coautora con Javier Ocampo López, de Reformismo en la Educación colombiana (2013), entre otros.