futbol callejeroEn un 56,9 por ciento se incrementó el consumo de marihuana entre los adolescentes de entre octavo básico y cuarto medio, respecto de las cifras de 2011, según datos del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol. En este contexto, los expertos hacen un llamado a los padres a estar especialmente atentos a los cambios de conductas en sus hijos.

Los terapeutas ocupacionales, actualmente observan importantes factores para el análisis de este fenómeno: las motivaciones que existen para el consumo, cómo el adolescente estructura u organiza sus actividades diarias, los ambientes en que los adolescentes se encuentran inmersos y las dinámicas existentes al interior de la familia y escuela.

“Las sospechas de consumo debiesen aparecer cuando el individuo deja de participar en actividades que tienen un gran valor o que le proveían un nivel de disfrute importante, además de modificar sus rutinas y actividades cotidianas. Se podría observar un alejamiento o conflictos con  las personas que constituyen sus ambientes, como familia y amigos; y eventualmente reemplazar por otro tipo de amistades”, explica el director de la carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad Autónoma de Chile en Temuco, John Salgado.

El profesional agrega que se podría observar un mal desempeño por ejemplo en actividades escolares, deportivas o su abandono paulatino. También hay que estar atentos a los cambios de humor y la irritabilidad de los jóvenes, y a sobrerreaccionar ante situaciones cotidianas. A partir de estos elementos es posible prevenir, tratar y rehabilitar a adolescentes que puedan haber iniciado un consumo de sustancias.

DSC02633Además de los efectos en el indivuduo, hay otros factores a observar: la utilización de distintos instrumentos o artefactos destinados al consumo es una alarma clara respecto al involucramiento en las drogas, como pipas o cajas de fósforo modificadas, pequeños paquetes o papeles, olores y coloración no habitual endedos, entre otros.

De todos modos, de las señales mencionadas anteriormente ninguna por sí sola responde o es garantía de un consumo problemático de drogas. Los adolescentes se encuentran en constante búsqueda, probando y experienciando distintas emociones; tienen una energía inagotable y están descubriendo el mundo.

“Mientras los padres y las comunidades educativas tengan mayor claridad de esta última consideración, estén involucrados en el proceso de desarrollo y crecimiento de sus hijos y estudiantes, tienen mejores posibilidades de cuidarlos. Hay que entregar a los adolescentes oportunidades de ‘hacer y desarrollar’, a que se descubran, que potencien sus habilidades, que puedan escoger o priorizar un deporte o una disciplina artística, en lugar de un consumo problemático de drogas. El llamado es que no sea considerada la adolescencia sólo como una etapa de transición en la vida de una persona, sino con un gran valor en sí misma por el potencial y energía que se dedica”, agrega.

Pareciera que no hay recetas que se puedan seguir al pie de la letra, sin embargo los profesionales hacen un llamado a comprender y valorar la adolescencia, involucrarse con sus jóvenes y generar escenarios de participación y desarrollo. La actitud sugerida es apertura, confianza y comunicación, para luego poder pasar a la orientación.

Un buen dato. ¿Qué no hacer? Algo que se observa de manera frecuente es que los padres o profesores asumen una actitud persecutoria, intentando develar o descubrir elementos de consumo donde no los hay. “Esto no aporta al dialogo y comunicación, sino que genera una dinámica de “policía y ladrón” y cierra la posibilidad de que el joven se acerque a contar por sí mismo sus dificultades. Por lo tanto, no persiga a su hijo o hija, o estudiante, en caso de comunidades educativas; sólo se conseguirá agotamiento y frustración”, puntualiza el terapeuta ocupacional.

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