1.El pasado 23 de abril se dio a conocer el informe de “The Lancet Countdown Latinoamérica”. Este centro regional es una colaboración independiente y multidisciplinaría que realiza un seguimiento de los vínculos entre la salud y el cambio climático en nuestro continente y depende del compromiso de 23 instituciones académicas regionales, agencias de las Naciones Unidas y 34 investigadores.
2. Dentro de los 34 indicadores que contiene el informe, hay cifras preocupantes. Uno de ellos da cuenta de que la población de nuestro continente estuvo expuesta a temperaturas ambientales, en promedio, 0,38°C más altas que en el periodo de 1986-2005. Paraguay fue el país con el registro más extremo, con un aumento de 1,9°C, seguido por Argentina (1,2°C) y Uruguay (0,9°C).
3. Entre 2013 y 2022, los niños y las personas mayores de 65 años estuvieron expuestos a un 248% y 271% más de días de olas de color, respectivamente, si se compara con el periodo entre 1986-2005. Esto tiene como resultado que la región ha tenido un aumento del 140% en la mortalidad relacionada con el calor entre 2013-2022 y 2000-2009, siendo los países con mayor aumento Ecuador (339%), El Salvador (230%), Honduras (204%) y Guatemala (202%).
4. El potencial de contagio del dengue, transmitido por el mosquito Aedes aegypti, ha aumentado un 54% desde el periodo 1951-1960 al periodo 2013-2022. Por otra parte, el número de días en los que la población estuvo expuesta a un peligro de incendio muy alto o extremadamente alto aumentó en 11 de los 17 países entre 2001-2010 y 2013-2022.
5. En definitiva, los 34 indicadores del estudio dejan en evidencia la estrecha relación entre el cambio climático y la salud de la población. Al respecto, nuestra asesora en Salud Planetaria, Dra. Yasna Palmeiro, manifestó que “Para hacer frente a los desafíos impuestos por el cambio climático, los países latinoamericanos necesitan políticas públicas intersectoriales que simultáneamente incrementen la resiliencia climática, reduzcan las inequidades sociales, mejoren la salud de la población y reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto debe ir acompañado de un aumento del financiamiento climático a través de compromisos fiscales permanentes y bancos de desarrollo multilaterales para pavimentar vías de desarrollo social resilientes al clima”.