Treinta y ocho años después del primer Congreso Internacional de Literatura Femenina Latinoamericana, la Universidad Autónoma de Chile reunió a escritoras, críticas y académicas en las Jornadas de Conmemoración del Congreso de 1987, realizadas los días 5 y 6 de noviembre. El encuentro, organizado por las investigadoras Karem Pinto y Mónica Barrientos, con apoyo de proyectos Fondecyt (ANID), buscó releer aquel hito que, en plena dictadura, abrió un espacio de diálogo entre literatura, política y feminismo.

Fundadoras

La jornada inaugural estuvo dedicada a la poeta Carmen Berenguer, organizadora del congreso original y fallecida en 2024. Pinto la recordó como una autora “callejera, rebelde y crítica, un lugar de memoria y denuncia, un territorio colectivo donde la ciudad, el cuerpo y la voz de las mujeres se escriben para seguir siendo transformados”.

Luego se desarrolló el conversatorio “Las tramas fundadoras”, con Diamela Eltit, Eugenia Brito, Eliana Ortega, Nelly Richard y Raquel Olea, quienes revisaron los sentidos del feminismo en la escritura.

Para Diamela Eltit, aquel congreso fue un gesto político y poético que buscó “democratizar y desbiologizar la letra”. En su opinión, hablar de literatura de mujeres puede reforzar la división binaria entre géneros, pero también permite “organizar la memoria para construir historia, presente y futuro”.

Desde una mirada histórica, Raquel Olea recordó: “Había hecho mi doctorado en Alemania y, por circunstancias familiares, decidimos volver a Chile. Ese encuentro me abrió las puertas de la vida cultural chilena. Conocí a las escritoras y empecé a realizar mi trabajo crítico. Nos empezamos a hacer preguntas: ¿qué pasa con la literatura?, ¿Quién escribe?, ¿Por qué escribe?, ¿Qué significa literatura femenina?, ¿Por qué hay pocas mujeres?”.

La escritora chilena Cinthia Rimsky, profesora de la Universidad Nacional de las Artes (Argentina), fue la oradora de la conferencia inaugural. Invitó a revisar el congreso desde una distancia crítica: “No se trata de nostalgia, sino de ver qué preguntas siguen vivas y qué transformaciones se han producido. Hay un lenguaje que hoy no se usa; se dejaron de lado muchas preguntas y, por otra parte, la escritura de las mujeres también ha ganado mucho terreno. Me parece precioso que la universidad le dé amparo a una instancia que en dictadura no tuvo”, señaló.

La muestra curatorial de César Zamorano, académico de la Universidad de Santiago (USACH), reunió documentos, fotografías y publicaciones inéditas que reconstruyen el congreso original. “Estos materiales permiten entender cómo se cruzaron historia cultural, política y memoria en ese momento”, explicó.

Alianza Chile – Italia

Las jornadas concluyeron con las mesas de narradoras Alia Trabucco, Sonia González, Eugenia Prado y Pía Barros; y de poetas Elvira Hernández, Soledad Fariña, Begoña Ugalde y Greta Montero. Además, se realizó un diálogo en torno a la reedición del libro Escribir en los bordes, con Marisol Vera y Monserrat Martorell.

La organizadora Mónica Barrientos, también coordinadora académica del Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chile, destacó: “Ha sido maravilloso; se mostraron muchas voces, disidentes algunas, homogéneas otras, pero refleja lo que realmente fue el congreso en esa época y lo que es hoy la literatura chilena. La expectativa es ampliar esta curatoría y llevarla a Italia. Por eso vino la doctora Laura Scarabelli, de la Universidad de Milán. En conjunto editaremos un libro entre Ediciones Autónoma y la Universidad de Milán”.

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