Con el objetivo de difundir los principales resultados sobre las brechas estructurales de género en el acceso a fondos públicos de investigación en Chile, se realizó en la Universidad Autónoma de Chile, Sede Talca, la charla del proyecto “Brechas de Género en la Adjudicación de Proyectos IDeA I+D de ANID”, iniciativa financiada por el Ministerio de Educación a través del Fondo de Desarrollo Institucional (FDI AE), proyecto UAU22101.
La actividad fue liderada por Yolanda Valdés, académica de la Facultad de Administración y Negocios y directora del proyecto, quien presentó los principales resultados del estudio, orientado a analizar la participación de mujeres en las etapas de postulación y adjudicación de proyectos de investigación financiados con recursos públicos.
Según explicó la investigadora, el proyecto surge desde de un estudio previo sobre ecosistemas de innovación y del sistema científico chileno, donde se detectaron diferencias relevantes en la participación de mujeres. “A partir de esos primeros resultados nos preguntamos cómo se estructura el sistema de investigación en Chile en relación con las mujeres y si las políticas de género vigentes efectivamente contribuyen a mejorar su acceso a proyectos de investigación”, dijo.
El análisis se basó en un estudio cuantitativo de bases de datos obtenidas vía Ley de Transparencia a ANID, que incluyeron información sobre adjudicaciones de proyectos entre 1982 y 2024, y postulaciones entre 2016 y 2024. A partir de estos datos se calcularon ratios de participación, permitiendo comparar la presencia de mujeres y hombres tanto en la postulación como en la adjudicación de fondos.
Los resultados evidencian un aumento sostenido en la participación femenina a lo largo del tiempo; sin embargo, las brechas persisten. En términos de adjudicación, el ratio pasó de 0,1 en 1982 —una mujer por cada diez hombres— a 0,5 en 2024, lo que equivale a una mujer por cada dos hombres que se adjudican un proyecto. No obstante, el promedio histórico se mantiene en ese mismo nivel, dando cuenta de una desigualdad estructural.
“El hallazgo clave es que las brechas se mantienen tanto en la postulación como en la adjudicación. Es decir, no se corrigen en el proceso de evaluación, sino que se originan antes”, explicó Valdés. De hecho, el ratio de postulación femenina es equivalente al de adjudicación, lo que sugiere que las políticas de género actuales no logran revertir estas diferencias, sino que las replican.
El estudio también identificó variaciones según tipo de instrumento, disciplina y territorio. En el caso de las becas de capital humano, por ejemplo, la participación de mujeres muestra indicadores positivos, incluso superando a los hombres en años recientes. “Esto demuestra que las mujeres sí se forman, sí quieren desarrollar una carrera investigativa, pero al momento de postular a proyectos competitivos somos menos, y esa menor postulación se refleja directamente en la adjudicación”, puntualizó la académica.
La siguiente etapa del proyecto contempla un enfoque cualitativo, orientado a comprender las razones detrás de esta menor participación. Para ello, se proyecta la realización de entrevistas a investigadoras de distintas áreas, con el fin de analizar factores como las exigencias de la carrera científica, la construcción del currículum académico y los costos personales y familiares asociados a la investigación.
“La pregunta ahora es por qué las mujeres postulan menos. Existen exigencias estructurales que muchas veces implican sacrificar la vida personal y familiar, y queremos comprender cómo estas variables influyen en la toma de decisiones”, concluyó Valdés.