Lograr que el arándano sea aún más nutritivo, saludable y funcional, sin modificar sus cualidades como alimento fresco, es el objetivo que se ha propuesto la Dra. Carolina Parra Palma, académica de la sede Talca de la Universidad Autónoma de Chile. Su investigación se enmarca en el proyecto Fondecyt Postdoctoral, iniciado en el 2024 y titulado “Determinación de los cambios del metabolismo de fructooligosacáridos y su mecanismo de regulación durante la maduración de frutos de arándanos, a través de tratamientos hormonales exógenos”.
La Dra. Parra ha enfocado su línea de trabajo en los procesos de maduración de frutos, con especial atención en la formación del color y la acumulación de compuestos con alto valor nutricional. En este nuevo estudio, busca evaluar el efecto de la aplicación postcosecha de ácido abscísico (ABA), una hormona vegetal clave en el desarrollo y la defensa frente al estrés ambiental, sobre los frutos de arándano.
“La hipótesis es que la aplicación de ABA permitirá mejorar las características nutricionales de los frutos, aumentando su capacidad de defensa frente al envejecimiento celular y potenciando sus efectos prebióticos”, explicó la investigadora. Esto se lograría, añadió, a través de un aumento en la expresión de genes y en la actividad de enzimas relacionadas con un tipo de fibra con múltiples beneficios para la salud intestinal.
Según detalla la académica, “al aplicar ABA en la etapa postcosecha, esperamos potenciar la capacidad antioxidante del fruto, incrementando naturalmente compuestos como fenoles, flavonoides y antocianinas. Estos antioxidantes, una vez consumidos, pueden ayudar al organismo a combatir el estrés oxidativo, un proceso relacionado con el envejecimiento celular y diversas enfermedades crónicas”.
La investigación se desarrollará con frutos recolectados en una huerta comercial de Cauquenes, en la Región del Maule. “La idea es aplicar ABA tras la cosecha y luego monitorear los cambios que ocurren en las horas y días siguientes”, indicó.
Además de fortalecer su perfil antioxidante, el objetivo es aumentar el contenido de fructooligosacáridos (FOS) en el fruto. “Estas fibras naturales tienen un efecto prebiótico, lo que significa que alimentan a las bacterias ‘buenas’ del intestino. Esto se asocia a una mejor digestión, fortalecimiento del sistema inmune e incluso prevención de enfermedades crónicas”, señaló la investigadora.
Proyecciones para la industria y la salud
Respecto al potencial impacto de esta investigación en la industria del arándano en Chile y en la salud de los consumidores, la Dra. Parra es clara: “Nuestro objetivo principal es generar conocimiento que sea útil tanto para el ámbito científico como para el sector productivo. Aunque estamos aún en una fase experimental, creemos que este estudio puede ofrecer ideas interesantes para mejorar la calidad nutricional de los arándanos chilenos”.
Y concluye: “No se trata de promover al arándano como un remedio milagroso, pero sí de avanzar hacia un alimento con un perfil nutricional más completo. Cada vez más personas valoran aquellos productos que, además de ser sabrosos, pueden aportar beneficios adicionales a la salud”.