El 4 de diciembre, el Dr. Vicente Martínez Vizcaíno, director del Centro de Estudios Sociosanitarios (CESS) de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en España e investigador asociado de la Universidad Autónoma de Chile, ofreció la conferencia La inteligencia artificial y el método artificial: ¿un cambio de paradigma?, en el Centro de Investigación e Innovación en Huechuraba.

“La IA no reemplazará a los investigadores, pero quienes usen esta tecnología sustituirán a quienes no lo hagan. La inteligencia artificial es una enzima aceleradora, como en una reacción química. Es una herramienta para hacer más rápidos los procesos de investigación, pero al final el científico tiene que dejar su sello en todo el proceso”, advirtió el académico de la UCLM.

Copiloto del buen investigador

Durante su presentación, el Dr. Martínez planteó que “la IA está transformando la manera en que se genera, analiza y comunica el conocimiento científico. Pasamos de la búsqueda manual y la estadística clásica a la era de la automatización inteligente, predictiva y de asistencia creativa, actuando como un copiloto del investigador, no como un sustituto”.

El experto español, además, exhibió una extensa lista de herramientas como Julius, KNIME o Consensus, para potenciar la generación de ideas, la revisión de literatura y sistemática, el diseño metodológico, la recogida y el análisis de datos, la redacción y la publicación científica, la transferencia y la comunicación de los resultados. “Sirven muy bien para acelerar el proceso de investigación, lo que realmente es oficio, y permiten tener más tiempo para reflexionar qué hacer o qué pregunta contestar. La inteligencia artificial te ayuda a conocer lo que ya se sabe, los agujeros de conocimiento. La respuesta a esos agujeros la da el genio, la intuición y el saber del investigador. Por ello, la relevancia de la pregunta distingue un investigador bueno de uno malo”, puntualizó.

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Socialización del conocimiento y tráfico de datos

Luego, el Dr. Martínez planteó vincular la IA con la ciencia abierta. “Entre los algoritmos, que son caja negra, y la ciencia abierta hay más distancia que entre el Polo Norte y el Polo Sur. El fenómeno –que medio mundo está operando–, mataría la socialización del conocimiento, que siempre ha caracterizado a los investigadores. Para favorecer esta socialización se puede incluir los prompts, por ejemplo, al final de los trabajos de fin de máster. Consiste en exponer los procedimientos para llegar a esas conclusiones y esos prompts evitarían el trabajo. Sería –sin patentarlo– una forma de crear unas mini apps que faciliten la vida entre los investigadores”, propuso.

Al cierre, el experto español expuso su preocupación por la masificación de los datos personales y biométricos, destacando positivamente el trabajo de UK Biobank, una base de datos biomédica del Reino Unido que reúne información de medio millón de ciudadanos sobre los fenómenos de salud, exposiciones, riesgos del consumo, estilo de vida y genética.

“El celular hace imposible, por ejemplo, que no rastreen tu ubicación con una aplicación de taxi. Son datos muy valiosos para la policía ante un delito, porque van a identificar dónde iba, con quién se movía y a través de cámaras van a saber dónde está. Sin embargo, como la pólvora, tiene un lado negativo y es que usted puede estar comprando realmente lo que no quiere, porque empresas que rastrean sus datos lo bombardearán con publicidad”, reflexionó.

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