En la Autónoma estamos convencidos de que entre lo imposible y lo posible, hay una investigación, que vinculamos con la docencia: nuestros estudiantes participan activamente en grupos y proyectos, y aplican lo aprendido en contextos reales.

Integrar esos dos mundos impacta positivamente en su aprendizaje porque fortalece el desarrollo de habilidades clave para enfrentar los desafíos laborales del siglo XXI: observar con método, formular hipótesis claras, medir bien, analizar con honestidad y comunicar resultados con sentido. Se privilegia la comprensión aplicada por sobre la memorización.

Por otro lado, cuando los profesores hacen clases y además investigación, transfieren los resultados a sus estudiantes en las aulas y laboratorios. Esa doble mirada —docente e investigadora— eleva la calidad de las clases, favorece la innovación y la excelencia académica.

Estándares europeos

En la práctica, esto significa cursar asignaturas que integran análisis de datos y estudio de casos; clínicas y laboratorios, y proyectos con impacto público y trabajar con evidencias.

La interacción simbiótica entre investigación y docencia se sustenta en nuestro Modelo de Gestión del Conocimiento, alineado con estándares del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).

El modelo estructura esta vinculación en tres fases que forman un ciclo virtuoso: primero, la generación de conocimiento que impulsa el avance académico y científico; luego, su transferencia a la sociedad y a la comunidad universitaria, y finalmente, la retroalimentación desde la sociedad que demanda nuevos conocimientos.

Nuestro compromiso es fortalecer el vínculo entre la docencia de pregrado y la investigación para formar personas que no sólo repiten contenidos sino que descubren, mejoran y transforman. Entre la idea y el resultado, ponemos método; entre el aula y el mundo, ponemos investigación con propósito.

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