11 de noviembre, Día del Trabajador Social
La transformación personal y profesional desde el Trabajo Social. Entrevista a Michel Angel Valenzuela Quezada, alumni de la carrera.
¿Qué valores o principios adquiridos en la Universidad Autónoma sigues aplicando en tu vida profesional?
Creo que el respeto irrestricto por todas las personas, independiente de su edad, condición, origen o postura política, fue una de las transformaciones más significativas que comenzó en el aula. Ese proceso de deconstrucción impactó profundamente mi forma de mirar el mundo: cambió mis relaciones familiares, amistades, vínculos laborales y también la manera en que sostengo mis convicciones y reivindicaciones políticas.
Aprender a reconocer a todos como iguales me permitió aterrizar el enfoque de derechos desde una perspectiva práctica y cotidiana. Esto ha influido directamente en cómo concibo mi rol profesional: comprender que no “intervenimos” sobre otros, sino que acompañamos procesos donde las personas son protagonistas de sus propias decisiones y trayectorias.
Esa mirada ha sido clave para democratizar las relaciones en el ejercicio profesional, cuestionar jerarquías instaladas y asumir con humildad que, en todo proceso —sea individual, familiar o colectivo— todos aprendemos.
No sé si corresponde hablar de un cambio ético completo, pero sí puedo afirmar que desde ese momento no he dejado de cuestionar, repensar y transformar mi práctica, y lo seguiré haciendo.
Si pudieras volver a tu primer día en la carrera, ¿qué consejo te darías?
Si pudiera volver a mi primer día en la carrera, me diría que confíe en los procesos. Que la formación profesional no es lineal: habrá dudas, aprendizajes profundos y momentos desafiantes, pero todos aportan sentido. También me diría que la práctica y el trabajo en territorio serán claves para consolidar la identidad profesional. Y, sobre todo, me invitaría a disfrutar del aprendizaje, permitirme sorprender y dejarme transformar por las múltiples formas de ver y vivir las realidades sociales.
¿Hubo alguna experiencia en la Universidad Autónoma que definió tu vocación o rumbo profesional?
Mis primeras experiencias en el aula fueron decisivas. Los ramos introductorios respondieron preguntas que había tenido durante mucho tiempo y, al poder ponerles nombre, viví momentos de pleno goce académico. Sin embargo, fue en las prácticas y en el encuentro con el mundo comunitario donde se reafirmó mi interés por la diversidad en todas sus formas, con distintos actores y en diferentes contextos, además de mis convicciones políticas.
¿En qué actividad universitaria participaste que hoy sientes que marcó la diferencia en tu carrera?
La actividad que marcó mi carrera fue mi proyecto de práctica profesional, que abrió interrogantes sobre la verdadera participación de las niñeces en los espacios que decimos ofrecerles. Ese proceso me llevó a investigar junto a los mismos niños, quienes fueron protagonistas en la reflexión. La investigación fue profundamente reveladora: transformó mi forma de comprender la realidad y consolidó la participación como un eje central de mi ejercicio profesional.
A tal punto, que incluso en mi tesis de magíster —aunque cambié la muestra— la participación sigue siendo la protagonista y mi bandera de lucha en todos los espacios que habito.