El emprendimiento femenino en Chile no surge únicamente por necesidad, sino también por deseo, vocación, autonomía y búsqueda de realización personal y social. Responde a una dinámica compleja, resiliente y profundamente situada marcada por aprendizajes de vida, redes comunitarias y aspiraciones de autonomía económica.

Así lo explica la docente e investigadora de la Universidad Autónoma de Chile Dra. Miseldra Gil, quien lidera el estudio “Factores transversales que habilitan a las mujeres a emprender actividades productivas para alcanzar independencia económica a lo largo del tiempo”, financiado por esta casa de estudios.

“Desde una perspectiva cualitativa e interseccional -explica-, el emprendimiento femenino es una vía de transformación y resistencia sostenida en factores personales, sociales y simbólicos que muchas veces son invisibilizados en diagnósticos tradicionales”.

A su juicio, es clave investigar y visibilizar esta actividad no sólo como respuesta a contextos adversos, sino como una expresión de agencia, deseo y transformación, para así reconocer su valor estratégico y su potencial.

A partir de los hallazgos preliminares de su investigación aún en curso, la Dra. Gil identifica ciertos factores clave que permiten comprender el emprendimiento femenino desde una perspectiva situada y de género: la motivación intrínseca; la capacidad de escucha activa del entorno; la resiliencia frente a la adversidad y la innovación adaptativa.

Estos avances reafirman a su juicio la pertinencia del estudio y su contribución a la comprensión situada del emprendimiento femenino en Chile, desde una perspectiva interseccional y con enfoque de género.

Compartir en