Marcos Gajardo, alumni de la Sede Talca
–¿Qué valores o principios adquiridos en la Universidad Autónoma sigues aplicando en tu vida profesional?
Los principios que sigo aplicando en mi vida profesional son aquellos que me han permitido crecer y aprender constantemente. Entre ellos destaco trabajar de manera colaborativa con distintas personas, pues siempre considero que cada experiencia compartida enriquece mi labor. También la constancia, que me impulsa a mantenerme firme en mis objetivos, y la capacidad de escuchar y afrontar las problemáticas que surgen en el camino, ya que son justamente esos desafíos los que me han ayudado a fortalecerme y a seguir avanzando.
–¿En qué actividad universitaria participaste que hoy sientes que marcó la diferencia en tu carrera?
Una de las experiencias más significativas que marcó mi rumbo profesional ocurrió durante la pandemia, en ramos como performance, epistemología de la visualidad, estética y semiótica. En un contexto donde el encierro permanente era parte de la vida cotidiana, el arte se convirtió no solo en una vía de distracción frente a lo negativo que ocurría en el mundo, sino también en una herramienta fundamental para la construcción de conocimiento. Comprendí que el arte trasciende lo meramente expresivo y puede aplicarse a cualquier área del saber, siendo indispensable para nuestro desarrollo como personas.
–Si pudieras volver a tu primer día en la carrera, ¿qué consejo te darías?
Que aproveche cada momento y cada instancia que me permita crecer, tanto en lo personal como en lo profesional; que mantenga siempre una mente abierta frente a las dificultades, sin dejar que la frustración me consuma, y que recuerde que el tiempo de ocio no es un obstáculo, sino una parte necesaria para surgir y seguir desarrollándome como persona.
–¿Hubo alguna experiencia en la Universidad que definió tu vocación o rumbo profesional?
Más que una actividad que involucrara a toda la Universidad, fueron las instancias de desarrollo y exposición de las obras que realizamos durante los semestres las que dejaron una huella en mí. Eran creaciones marcadas por sentimientos intensos, capaces de generar un impacto significativo y de abrir un diálogo profundo entre quienes participábamos. Siento que fueron precisamente esos momentos los que marcaron la diferencia en mi experiencia formativa.