En la actualidad cada vez existen menos instancias en las que los padres puedan tener un tiempo reflexión acerca de la crianza de sus hijos. En efecto, muy pocas madres tienen el privilegio de criar personalmente a sus niños, de ahí que los primeros meses de vida es imperiosa la necesidad de crear un vínculo fuerte y sólido que haga de ese pequeño un hombre seguro y estable.
Consciente de esta realidad, la Universidad Autónoma de Chile en Talca, generó una instancia en la que la comunidad estudiantil e invitados tuvieron la oportunidad de debatir acerca de la Crianza Respetuosa con Apego. Esta ponencia fue dictada por dos expertas en el área; María Jesús Díaz, activista de la crianza respetuosa con apego y pedagoga Teatral y Juana Pizarro, matrona y docente de la carrera Obstetricia y Puericultura de la Universidad Autónoma de Chile.
Ambas coincidieron en la importancia de actuar a conciencia, respetando los tiempos propios de adaptación y crecimiento de cada niño, considerando que los infantes no tienen la obligación de actuar como adultos. Además, destacaron la importancia de no sobrevalorar el concepto de independencia, ya que esto puedo acarrear consecuencias nefastas a futuro.
“Hay que tener claro que los niños no son adultos y que los procesos de ellos son mucho más lentos que los de nosotros, entonces apurar sus procesos lo único que crea son trabas para la vida adulta de los niños. Estos procesos son absolutamente personales, ya que cada niño es único y vive sus etapas de manera distinta, por lo tanto, lo fundamental es tener conciencia en todas las opciones y decisiones que se tomen en la vida. Cada padre es un ejemplo vivo, un modelo de aprendizaje para su hijo, de esta forma debemos saber que cada acción nuestra será repetida y “aprehendida” por nuestros niños” destacó María Jesús Díaz, activista de la crianza respetuosa con apego y pedagoga Teatral.
La verdad es que criar niños independientes y “maduros”, no resulta la mejor fórmula para muchos padres, quienes creen que los niños ven a los adultos como un guía confiable, amoroso y, aun así, respetado. Este “guía” los hace sentir seguros durante su proceso de crecimiento y con ello acompañados en las diferentes etapas de su desarrollo. Etapas que comienzan desde el nacimiento donde se produce un momento mágico y exclusivo del bebé y su madre, el amamantamiento.
En efecto, la lactancia es el primer gran paso para iniciar una crianza con apego seguro, los beneficios son múltiples tanto para la madre como para el lactante. De ahí, que las políticas públicas de salud en nuestro país, estén apuntando a la necesidad de mantener lactancia materna exclusiva al menos durante los seis primeros meses de vida, dando paso al post natal de seis meses el que ha sido calificado por los activista de la crianza con apego como un gran logro.
Sin embrago, lo ideal es que sea el niño quien decida cuando dejar de tomar leche y que el destete no sea un proceso abrupto y repentino, sino que un nuevo paso espontáneo y natural.
“Existe una estrecha relación entre lo que es la lactancia materna y el concepto de apego, en cuanto al desarrollo físico y emocional del niño, es fundamental prolongar durante el mayor tiempo posible. Este es el momento en que La madre está absolutamente contactada con su hijo, existe un contacto visual y táctil único e irrepetible. El ideal es que cada niño debiera tener su propio tiempo de lactancia, nada debiera ser forzado, sin embargo, en la realidad muchas veces debemos intervenir e iniciar el primer momento de amamantamiento” puntualizó Juana Pizarro Bravo, matrona y docente de la carrera Obstetricia y Puericultura de la Universidad Autónoma de Chile