El último surrealista en Casa Autónoma
“Creo que el papel del pintor es el de buscar no la otra realidad sino la auténtica realidad. Es con el ojo mental, creando un gesto poético, como puede reconstruirse la verdad”.
Esta frase del artista visual más influyente y transgresor de Chile, Roberto Matta genera un buen apronte a lo que uno se enfrentará en la exposición de sus obras “La revolución de Eros”, con la que la Casa Autónoma inaugura, este miércoles 4 de abril, a las 19:30 horas, su programa cultural 2018.
La muestra, abierta al público, forma parte de la colección del Centro Cultural Espacio Matta de la comuna de La Granja y que fueron cedidas a la Universidad Autónoma hasta el 30 de abril.
“Es una alianza que creamos para hacer este tipo de actividades, que tanto ellos como nosotros podamos prestar exposiciones. Y en este caso, para nosotros es fundamental los grabados de Matta. Que son alrededor de 20 grabados que vamos a facilitar”, señaló el encargado de Artes Visuales del Espacio Matta, Francisco Guerra.
Roberto Matta Echaurren nació el 11 de noviembre de 1911 en Santiago. Sorprendió a la Europa de preguerra con sus “Morfologías psicológicas” sumándose a la liga surrealista de creadores liderada por André Breton, encajando perfectamente en el postulado central del movimiento, el automatismo psíquico.
En la muestra “La revolución de Eros” se puede apreciar un eslabón del imaginario de este artista, en obras en las que se aplicó las técnicas de la serigrafía y la litografía. En ella invita a disfrutar de tres variantes de su germen creativo de los años 60 y 70, claramente influenciado por el contexto cultural que se vivía en el mundo.
La serie de serigrafías responde al proceso político social y que en 1971 lo trajo de retorno a Chile, la palabra aparece directa en comidillos de personajes alusivos al progresismo social, reafirma su apoyo a los movimientos revolucionarios latinoamericanos, pero el sesgo de ironía en los juegos de palabras avizora ya el cambio de la “Revolución interior” que pregonará más tarde y que transformará su visión del “hombre nuevo” por uno trascendente hacia las estrellas.