La suspensión de clases presenciales debido a la pandemia por COVID-19 ha afectado a los estudiantes, sobre todo a los que comenzaban su vida escolar. Los alumnos de primero básico han debido enfrentar el desafío de aprender a leer y escribir, elementos fundamentales de la educación, por tanto, el rol que cumplen sus padres en este proceso ha sido primordial.
Francisca Carrasco, ex alumna de la Universidad Autónoma y docente de primero básico del Colegio Leonardo Da Vinci de San Javier, ha visto con dificultad los aprendizajes en sus estudiantes, sobre todo en lo respectivo al área de lenguaje. “Hay 16 estudiantes que tienen buen Internet, de un total de 37. Hay estudiantes que viven en zonas rurales y cuestan mucho que se conecten, así que tratamos de llegar a ellos con el material impreso. De esos 16 que participan activamente de las clases online, tengo 9 niños lectores. Hay otro grupo que está en proceso de la adquisición, se encuentran en un nivel silábico y el resto son no lectores; su aprendizaje es más lento ya que presentan una necesidad educativa distinta. Hemos trabajado a través de cápsulas educativas, retroalimentación de clases online de lectura, entre otras actividades. Quiero además hacerles cuentacuentos para ver si se motivan más en el área.”, destacó Carrasco.

Según el informe «Education at a Glance”, desarrollado por la OCDE el año 2018, el 5% de los profesionales en Chile presenta un alto nivel de comprensión lectora, mientras que el promedio de los países más desarrollados arroja un 21%. Expertos afirman que el problema se origina en la infancia. Por lo mismo, es fundamental el compromiso de los apoderados en la enseñanza de sus hijos.

Según la docente, el trabajo de los padres no se ha desarrollado con fuerza este año. “He trabajado con diferentes generaciones de estudiantes, pero noto que este año los padres se han desligado de los contenidos educativos de los niños. Son muy pocos los apoderados que han respondido. Esto ha llevado a una falta de compromiso por parte de ellos. Me tiene un poco triste y angustiada, porque no sabemos muchas veces cómo motivar a los niños con la lectura”, subraya Carrasco.

Sumado a los contenidos relacionados con la lectoescritura, el área de matemáticas también aborda sus cimientos en primero básico. Este aprendizaje implica una trayectoria en la adquisición de conocimientos que se van desarrollando de manera secuenciada desde los primeros meses de edad.

Aunque los niños cuentan con un repertorio de conocimientos intuitivos en este ámbito, vinculado a la cultura, entorno familiar y su desarrollo cognitivo natural, antes de incorporarse al sistema educativo, los primeros pasos en ese proceso de formalización y escolarización son fundamentales para aprendizajes posteriores. Así lo explica Cecilia Filippi, Secretaria de Estudios de la carrera de Pedagogía en Educación Básica de la Universidad Autónoma de Chile. “La función de una profesora o profesor, que recibe a un estudiante de primero básico, es fundamental para establecer las bases del futuro progreso en la ruta escolar. En los primeros años la docente o el docente representa el principal modelo desde el punto valórico y pedagógico en los estudiantes a temprana edad. Muchos de los aspectos de construcción del número y sentido numérico de los que depende el conocimiento matemático, están asociados al desarrollo de las funciones básicas. La clasificación, seriación, correspondencia -entre otras- en algún momento deben ser reforzadas e instruidas en la escuela en grados cada vez más complejos, asimismo la cantidad, operatoria y sistema de numeración decimal, en las que es esencial la fase concreta”, afirmó Filippi.

La docente además hace hincapié en que para la adquisición de conocimientos matemáticos, la modalidad presencial es de gran significancia. “El tacto, la visualización, la modelación matemática de situaciones cotidianas, las diferentes vivencias materiales en la solución de problemas, por ejemplo, representan una variedad de instancias que junto a la socialización con los pares en la sala de clases, se vuelven irremplazables al estar detrás de un computador, que esperemos sean compensadas en un futuro próximo por el sistema educacional chileno a través del currículum y programas de mediación escolar; sobre todo en un ámbito que suele estar descendido en relación a estándares nacionales e internacionales”, finalizó la docente

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