En Chile el desconocimiento financiero es elevado y se calcula que en la mujeres y adultos mayores la incomprensión es aún mayor. ¿Qué tanto conocen los ciudadanos sobre economía? ¿Qué conceptos y procesos identifican? ¿Aplican el diseño y ejecución de un presupuesto familiar?
Dr. Guillermo Riquelme

A juicio del investigador del CEGES Maule de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, Dr. Guillermo Riquelme Silva, las capacidades de los chilenos, en cuanto a conocimiento y planificación financiera, son reducidas. Destaca que instrumentos como el presupuesto familiar son necesarios en el ejercicio de las finanzas, más aún en una economía afectada por los embates de una pandemia, período en el cual los recursos se hacen aún más escasos.

“Los chilenos por lo general no poseen una familiarización y comprensión suficiente con los conceptos financieros más básicos, ni del funcionamiento del mercado financiero… El chileno promedio, como consumidor financiero, se enfrenta a una desigual condición de negociación al momento de contratar un producto financiero, bien sea crédito, cuenta corriente o tarjetas de crédito, ya que las denominadas asimetrías de información, es decir, desigual acceso, contenido y comprensión de la información en el mercado financiero, favorecen enormemente a las instituciones”, comenta el investigador, quien además señaló que en este escenario, los consumidores no cuentan con herramientas básicas para la toma de decisiones de carácter financiero.

Según la Encuesta Financiera de Hogares del Banco Central de Chile (BCCH), el tipo de deuda más común es la deuda de consumo. Revela que dos de cada tres hogares en Chile tienen una deuda de consumo y, mayoritariamente, es contraída por los grupos socioeconómicos de menores ingresos. Además, “este endeudamiento en casi su totalidad lo poseen con casas comerciales, lo que agrava su deuda, ya que estos créditos de consumo son, financieramente, los más caros en Chile”, agrega.

 

CONOCIMIENTO MÍNIMO

Para una adecuada toma de decisiones en materia financiera, de ahorro o inversión, se requiere conocimiento mínimo al respecto, refiere Riquelme, quien sostiene que el ciudadano debe manejar conceptos básicos como: valores reales y nominales e inflación. Desconocerlos puede llevar a tomar decisiones en incertidumbre, lo que impide evaluar los riesgos futuros de los contratos financieros contraídos.

Para el académico, conceptos como tasas de interés, amortización de créditos, costo financiero, inflación, valores presentes y futuros, también son de relevancia.

A propósito de explicar qué es la tasa de interés, Riquelme detalla que “el interés es el costo del dinero. El dinero tiene un precio y el precio del dinero no es más que la tasa de interés que se paga por él. Todos de alguna manera compramos o vendemos dinero, porque al obtener un crédito compramos dinero… cuando ahorramos o

depositamos en el banco, vendemos dinero y eso implica que el banco nos va a pagar una tasa de interés por ese dinero. Como cualquier otro producto, el valor de la tasa de interés dependerá de la oferta y la demanda”, explica.

 

COMPORTAMIENTO FINANCIERO

Riquelme subraya que, si bien no existen “recetas mágicas” para dar solución a las desiguales condiciones de negociación entre consumidores y vendedores financieros, es posible evitar el sobreendeudamiento a partir de un adecuado comportamiento.

“Uno de cada cuatro chilenos declara realizar algún tipo de ahorro. Por lo que debe haber un mayor compromiso y responsabilidad de todos por las finanzas familiares… La deuda genera un mayor consumo presente, pero hipoteca el consumo futuro, perjudicando en el largo plazo el bienestar de las personas” , comenta el investigador, quien subraya que los gastos o acciones financieras deben ser concordantes con los recursos disponibles, como parte de un responsable comportamiento financiero.

 

PRESUPUESTO FAMILIAR

Riquelme recomienda, especialmente en períodos complejos como la pandemia, mantener un presupuesto familiar a propósito de cuidar las finanzas. Este debe contemplar gastos e ingresos, preferentemente en períodos mensuales y/o anuales.

“Los presupuestos familiares son una herramienta básica para apoyarnos en escenarios económicos… Un presupuestos es un plan, una planificación que se expresa en cifras, por lo tanto, yo planifico mis ingresos y egresos… Un presupuesto no es una cotización de aquello que voy a gastar a futuro”, detalla Riquelme, quien comenta que estos instrumentos deben basarse en una meta que compatibilice con los intereses familiares, a fin de alcanzar una mejor organización y ejecución. También se deben asignar tareas y funciones, en consonancia con la planificación.

El control de los gastos y consumos, permitirá conocer si lo acordado se cumplió, a fin de tener mayor resguardo y mejor uso de los recursos. Esta práctica permite superar de mejor manera períodos tan complejos de crisis socioeconómicos como el actual.

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