La Historia que se enseña en las universidades no responde a la historia global. Está anclada a preocupaciones y temáticas propias de los siglos XIX y XX, que llevan a aceptar como válidas explicaciones que con frecuencia son erróneas y que se repiten en las aulas.

Madrid coloquio internacional Historia

Se habla del “descubrimiento” de América para referirse a la llegada de Cristóbal Colón a las Antillas; de la “noche triste” cuando Hernán Cortés perdió una batalla frente a los aztecas en 1520; o del “desastre” de Curalaba cuando en 1598 las fuerzas españolas fueron derrotadas por los mapuches.

Ese es el argumento central del estudio que desarrollan la Universidad Autónoma de Chile y la Universidad de Alcalá (España), junto a una red de investigadores de otras 16 instituciones de educación superior de Europa y América Latina.

“No buscamos cambiar la Historia que enseñamos sino renovarla desde el punto de vista de sus contenidos”, explicó la Dra. Inmaculada Simón, directora del Doctorado en Historia del Instituto de Estudios Sociales y Humanísticos en Santiago y líder del equipo que integran además la Dra. Consuelo Soler y la Dra. Alejandra Palafox.

Coloquio internacional Historia en MadridPara ello, están revisando los programas, contenidos y bibliografía empleadas en esas universidades y, a partir de ello, elaborar una propuesta coherente, con la experiencia docente e investigadora de los especialistas que colaboran en cada uno de esos países.

“La historia no es una disciplina que sirve solo para publicar estudios y guardarlos en las bibliotecas. Muy por el contrario; es una parte fundamental del cambio social en Chile y el mundo”, señaló.

Como parte de la comunicación de sus resultados parciales, ambas casas de estudio realizaron en Madrid el coloquio internacional “Estados—Nación, Historia y Universidades. ¿Qué historia se aprende en las universidades del mundo atlántico y qué historias se deberían fomentar?”

Con apoyo de la Fundación Unión Europea-América Latina y el Caribe (EU-LAC), en la jornada se analizó la necesidad de construir narrativas históricas incluyentes para desactivar los discursos nacionalistas y populistas excluyentes.

 

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