A raíz de un reciente anuncio realizado por Junji en La Araucanía donde se informó que este año se abrirán las puertas de 18 nuevos jardines infantiles en la región, es que la directora de la carrera de Educación Parvularia de la Universidad Autónoma de Chile, María Angélica Arán, realizó una reflexión sobre la importancia de contar con más espacios como estos en Temuco y el país en general.
En relación a las cifras entregadas, en la región existen 13 mil 891 niños y niñas sin acceso a la educación parvularia y la cobertura a nivel nacional en salas cuna sólo alcanza a un 36% “a pesar de los esfuerzos puestos en materia de inversión para el crecimiento de este tipo de establecimientos, sin duda preocupa y nos invita a reflexionar más allá de los presupuestos que se necesitan movilizar para cubrir la brecha de atención que hoy no tenemos”, señaló la académica.

Lo anterior “implica una reflexión profunda, del sentido que tiene el acceso temprano a la educación inicial como un derecho, en una etapa que es considerada como el período más significativo en la formación del individuo. ¿Por qué más cobertura? ¿Qué implica reducir esta brecha? Esta es una reflexión país que nos debe movilizar a todos como actores claves a robustecer acciones, decisiones que impliquen mejorar este acceso”.

Es por esto que la directora de carrera se plantea dos preguntas: ¿por qué necesitamos más salas cunas y jardines infantiles en la región? ¿qué ocurre en estos espacios que los hace tan importantes?.

María Angélica Arán declara que “son espacios de oportunidades, un derecho que todo niño y niña tiene, y que suma solo beneficios para su desarrollo. Oportunidades de contar con especialistas de atención a la primera infancia, que reconocen el impacto que tienen sus intervenciones en el desarrollo de la estructura cerebral de los niños y niñas.  Desde el aporte de las neurociencias a la educación, la riqueza de las etapas tempranas dada la plasticidad cerebral ofrece la posibilidad de aprender y desaprender en forma permanente, punto de partida para proyectar los aprendizajes en etapas posteriores. Oportunidad para aprender a convivir con otros, adquirir confianza desde el establecimiento de un apego seguro, desde la infancia, para tener relaciones armoniosas en su etapa, oportunidades para fortalecer su identidad y autonomía, formarse como ciudadano, reconocerse a sí mismo como sujeto de derecho, potenciar sus capacidades cognitivas, sociales y físicas, que fortalezcan sus transiciones educativas hacia el sistema escolar”.

Para la académica de la Autónoma “el acceso a la educación parvularia es más que una cifra, es comprender por qué debemos doblegar los esfuerzos para generar ese acceso, desde el sentido más noble de entregarles una educación de calidad a nuestros niños y niñas, considerando una riqueza de contextos para su aprendizaje, junto a sus familias y comunidad. Necesitamos una sociedad más justa, inclusiva, respetuosa, creativa, alegre, con responsabilidad social, colectiva, universal. Necesitamos construir una sociedad para el mundo, por eso necesitamos reducir las brechas de acceso, es aquí donde se ponen los cimientos el punto de partida para esta sociedad que queremos”.

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