Los efectos de la crisis sanitaria por el COVID-19 han puesto en jaque a la economía global, de la que, por supuesto, el país y la región no han escapado. Si a eso se suma las consecuencias del estallido social de octubre del año pasado, se configura un escenario complejo en materias social y económica para la zona, según se desprende del Informe Socioeconómico del Maule (ISOMA) 2020, preparado por el Centro de Estudios y Gestión Social (CEGES) de la Universidad Autónoma de Chile.
En un completo documento, el investigador, Dr. Guillermo Riquelme, analiza el contexto actual derivado de ambas crisis y cómo ellas han golpeado a la Región del Maule, una zona eminentemente exportadora cuya actividad ha tenido una caída importante, con sectores productivos como la construcción, el comercio y los servicios que, además, concentran un porcentaje importante del empleo regional y que han sentido los efectos de las coyunturas mundiales y locales, y con una estructura socioeconómica que se caracteriza por un alto número de adultos mayores con bajas pensiones, empleos informales, bajo nivel educacional, entre otros aspectos.

Por eso, el informe advierte que para 2020 en los sectores exportador, construcción, comercio y servicios, la situación continuará siendo compleja, con impactos negativos sobre el crecimiento maulino y con consecuencias sobre el empleo. De hecho, el ISOMA 2020 proyecta que el crecimiento de la Región del Maule será negativo, con una tasa que se ubicaría en un rango entre -3% y -5% para el presente año.

Respecto de este estudio, el director del CEGES y vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Chile, Dr. Víctor Yáñez, explicó que constituye una aproximación a la realidad social y económica de la Región del Maule desde el análisis de datos de fuentes oficiales de Gobierno, diálogo con relevantes agentes locales y generación de información in-situ mediante la aplicación de instrumentos de medición a fin de obtener una panorámica territorial. “Los ámbitos caracterizados mediante el presente trabajo investigativo son considerados especialmente relevantes para la gestión territorial tendiente a mejorar los niveles de desarrollo en su consideración multidimensional y con orientación a la sustentabilidad y sostenibilidad, con lo que se provee a los agentes decisionales de importantes insumos para el diseño de intervenciones orientadas a la mejora de la calidad de vida de sus habitantes en general, como a las condiciones laborales objetivas y subjetivas en lo particular”, precisó Yáñez.

En ese contexto, el Dr. Riquelme indicó que el monitoreo y análisis de la producción y del empleo en la región, tiene el propósito de producir información útil para la toma de decisiones de carácter político y técnico con el fin de solucionar las problemáticas que aquejan a la población regional. “El presente informe da cuenta del comportamiento socioeconómico de la Región del Maule durante el 2019 y primer trimestre de 2020, generando algunas proyecciones para el presente año”, subrayó.

CRISIS SANITARIA Y SOCIOECONÓMICA

Dr. Guillermo Riquelme
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Según indica el Dr. Riquelme, previo al estallido social de octubre del año pasado y la pandemia de COVID-19, la realidad socioeconómica del Maule se encontraba ya deteriorada, particularmente por el desempeño de los sectores productivos más importantes de la región. “El sector exportador evidenció en 2019 una variación negativa en torno al 6%. El sector construcción, hasta septiembre de 2019, venía creciendo muy fuerte, pero en octubre, con el estallido social, los permisos de edificación en metros cuadrados cayeron bruscamente en un 47,5%, más que a nivel nacional; no obstante, acumuló a diciembre de 2019 una variación positiva del 9,7%. Las actividades relacionadas con el comercio y los servicios han sido las directamente más afectadas en el país y en el Maule, toda vez que nuestra región ha venido teniendo una evolución de su matriz productiva y estos sectores han crecido significativamente, ya que, en términos de participación en el PIB regional, en conjunto, sobrepasan el 50% y generan más del 60% del empleo; así, luego del estallido social, ambos se ven afectados fuertemente no solo en sus ventas sino también en sus activos, lo que ha mermado toda su actividad e hipotecado el potencial de desarrollo para 2020. Con los antecedentes expuestos, sin existir información oficial, es muy probable que en 2019 el Maule haya tenido nulo crecimiento y quizás marginalmente negativo”, señala el investigador.

A ello, agrega que las condiciones socioeconómicas de los maulinos generan un escenario preocupante de cara a la actual crisis sanitaria. Ello debido, por un lado, a la gran cantidad de adultos mayores en la región, que alcanza a las 229.851 personas, según la Encuesta Casen de 2017, y donde casi la mitad de ellos son beneficiarios del Pilar Solidario, recibiendo pensiones mensuales por vejez, en promedio, 62% más bajas que el salario mínimo y un 20% por debajo de las pensiones promedio pagadas en Chile. Y por otro lado, un 25% de los maulinos cotiza por debajo del sueldo mínimo, lo que da cuenta, dice Riquelme, del subempleo y la informalidad que existe en la región, alcanzando recientemente al 35% del total de los ocupados. “De hecho, sobre el 50% de los ocupados del Maule no cotiza para el seguro de desempleo. Esta situación de precariedad se evidencia hoy más que nunca con más de 250 mil trabajadores sin mayor protección laboral, enfrentados a una de las peores crisis socioeconómicas y sanitarias que haya sufrido el país”, subraya.

Asimismo, Riquelme advierte de otro aspecto como la es informalidad del empleo. Señala que este tipo de actividad pasó de 146.590 en el trimestre julio-septiembre de 2019 a 184.470 en el trimestre enero-marzo de 2020, lo que representa un crecimiento de la informalidad del 26% y, en términos interanuales, de un 12%, y concentrándose en el sector silvoagropecuario, comercio, construcción e industria. “Gran parte del trabajo independiente o de cuenta propia se asocia a pequeños actividades comerciales, la mayoría informales, muy presente en regiones con mayor precariedad del empleo, como es el Maule. Este tipo de ocupaciones no son evidentemente una opción voluntaria, más bien representan un acto forzoso que representa una forma urgente, y a veces desesperada, de abordar las necesidades básicas de las personas que emprenden por necesidad. Es muy probable que este grupo de personas se encuentren en su mayoría bajo la línea de la pobreza. Por tanto, desde esta perspectiva, no se concibe este tipo de ocupaciones como emprendimientos con perspectivas de desarrollo, sino más bien, como una posibilidad de superar la pobreza, por lo que se hace indispensable distinguir entre el emprendimiento por oportunidad del emprendimiento por necesidad. Además, existe una gran desigualdad de género en este tipo de actividades, ya que los trabajos por cuenta propia han sido liderados por las mujeres que, generalmente, están en condiciones de mayor vulnerabilidad que los hombres y cumplen múltiples funciones como trabajadoras, madres y dueñas de casa. Es así como la tasa de informalidad de las mujeres ha crecido significativamente desde el trimestre julio-septiembre del 2019 pasando del 31% al 36,4% en el trimestre enero-marzo del 2020”, precisa.

RECESIÓN

Riquelme destaca que el Banco Central, en su último Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo de este año, da cuenta del gran impacto que está teniendo la pandemia en la economía mundial, proyectándose una recesión global que afectaría fuertemente a las grandes economías del orbe, con caídas de la actividad económica promedio de 3,3% para la Eurozona, 2% para Estados Unidos, 3% para América Latina, y un crecimiento de solo 3% para China.

El investigador asegura que el comercio exterior ha sido uno de los más afectados, y en ese contexto, la Región del Maule, ya que siendo una zona exportadora, tiene como principales socios comerciales China y Estados Unidos, países que tendrán una fuerte caída en su actividad productiva. “Cabe recordar que nuestra región ya tuvo una importante reducción de sus exportaciones en 2019 cercana al 6%, por lo que esta nueva contracción golpearía muy fuerte a los productores locales, especialmente silvoagropecuarios e industriales que sustentan los envíos al exterior. Por lo anterior, sumado a la baja en el sector comercio y servicios, más la posible interrupción de las obras actuales en construcción, estimo que la región tendrá una caída de su producto superior al promedio país, esto es por sobre el 4%. Claramente, estamos ad-portas de una recesión mundial, donde Chile será muy afectado, no solo en su producción, sino que fundamentalmente en el empleo, estimándose que a mediados de año se llegaría a una tasa de desempleo nacional en torno al 10% y a una tasa de desempleo regional que superaría el 8%, más aún si consideramos la gran informalidad que presentan los ocupados de nuestra región que supera el 35%,” proyectó Riquelme.

PROYECCIONES

El investigador indica que hoy es complejo proyectar el crecimiento de la región dado que a partir de 2019 se dejó de informar el Índice de Actividad Económica Regional (INACER), pero que ese trabajo se ha realizado a través de la variación porcentual de crecimiento de los principales sectores económicos maulinos ajustados por su participación histórica en el PIB regional.

De esta manera, el ISOMA señala que en el sector exportador, que involucra tanto el sector extractivo silvoagropecuario como el industrial que en conjunto han representado históricamente el 25% del PIB regional, se hace evidente que la caída de las exportaciones generará el mayor impacto negativo sobre el crecimiento maulino. Mientras que en el sector construcción, el informe explica que a pesar de que se mantuvo en un nivel relativamente alto dada su característica cíclica, compensando en parte la caída de los otros sectores económicos, ya existen claras señales de una caída en la actividad con aumento del desempleo sectorial y crecimiento de la informalidad. “Lamentablemente, este es otro de los sectores importantes que tendrá una fuerte caída en el Maule, con una variación negativa sobre el 10%. Respecto a su ponderación, la construcción participa en torno a un 10% del PIB regional. Por lo que será junto al sector exportador, los que más impactarán negativamente en el crecimiento del Maule en 2020”, informa.

Por su parte, en los sectores comercio y servicio, el informe estima que se podría llegar a tener un crecimiento cercano a 0 en 2020, “lo que es muy negativo no sólo por la baja producción, sino que más bien por la gran cantidad de empleos que se están perdiendo y se perderán asociado a dichas actividades, pudiendo llegar la tasa de desempleo a cifras cercanas a los dos dígitos”, proyecta el estudio.

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