En Chile, el 50% del territorio corresponde a zonas áridas y semiáridas, lo que en el mundo alcanza al 41% de la superficie terrestre. Actualmente, nuestro país atraviesa una de las sequías más largas de la historia, la que en algunos sectores se acumula hace ocho años, fenómeno que se extiende desde la región de Coquimbo hasta La Araucanía. De hecho, agosto se transformó en el mes más seco de los últimos 100 años, de acuerdo al último informe de la Dirección Meteorológica.
A ello, debemos agregar que el 22% de la superficie del país presenta en algún grado síntomas de desertificación, el 80% muestra signos de degradación del suelo y el 72% efectos de la sequía, lo que es consignado en el diagnóstico oficial con que Chile está actualizando su estrategia y plan nacional 2016-2030 ante la Convención de la ONU para la Lucha contra la Desertificación y la Sequía (Cnuld).
En este contexto, los académicos investigadores del Instituto de Ciencias Químicas Aplicadas de la Universidad Autónoma de Chile, Dr. Andrés Olea Carrasco y Dra. Evelyn Silva Moreno, trabajan junto a otros investigadores de la Universidad Técnica Federico Santa María, en un proyecto FONDECYT Regular que se aboca al estudio de los brasinoesteroides, un grupo de hormonas que existen en las plantas y que regulan su crecimiento y desarrollo, apuntando a nuevas fórmulas que -por ejemplo- favorezcan la producción agrícola en condiciones de sequía.
“Síntesis de nuevos análogos de brasinoesteroides a partir de ácido hiodeoxicólico; aplicación en sistemas encapsulados y evaluación de la capacidad de favorecer el crecimiento y mitigación del estrés producido por sequía en plantas de Arabidopsis thaliana”, es el nombre del proyecto cuya duración es de 3 años.
Según nos explica el Dr. Olea, “los brasinoesteroides son un grupo de hormonas esteroidales que existen en las plantas y que regulan su crecimiento y desarrollo. Estos se encuentran en muy bajas concentraciones en todo el reino vegetal y han sido detectados en polen, semillas, hojas, raíces y flores. Agrega que “estudios científicos han demostrado que estos compuestos gatillan una serie de importantes respuestas fisiológicas y morfológicas en las plantas, y también se ha demostrado que protegen a las plantas del estrés biótico causado por virus, hongos y bacterias, como asimismo del estrés abiótico causado por sal, temperatura y contaminación por metales pesados”.
La hipótesis de trabajo del proyecto es una relación entre la estructura de los compuestos propuestos y su actividad, para lo cual “se pretende sintetizar una serie de moléculas con estructura similar al brasinoesteroide y evaluar su actividad como estimuladores del crecimiento y como protección para el estrés hídrico”, al tiempo que “se plantea la posibilidad de desarrollar una formulación que aumente la solubilidad en agua de estas moléculas, con el fin de incrementar los efectos esperados”, acota.
El investigador destaca que “los resultados de este proyecto permitirán entender de mejor manera el mecanismo de acción de estas hormonas vegetales, tanto en la estimulación del crecimiento de la planta como en la protección en situaciones de estrés”, remarcando que “la potencial aplicación de estos compuestos en la agricultura podría servir de ayuda para incrementar la producción agrícola en condiciones de sequía y/o zonas de desertificación”.
El Dr. Andrés Olea es Licenciado en Química de la Universidad de Chile, y Doctor en Química en la misma institución. Académico investigador del Instituto de Ciencias Químicas Aplicadas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Chile, participa en más de una decena de proyectos Fondecyt como investigador principal y secundario, cuya línea de investigación hace relación con la Fisicoquímica de Macromoléculas y la Fotoquímica y Fotofísica Orgánica.
Número Proyecto FONDECYT: 1160446
Monto asignado: $122.902.000
Duración: 3 años
Universidades participantes: Universidad Técnica Federico Santa María y Universidad Autónoma de Chile