Un tema poco usual, pero no por ello menor es la tartamudez o espasmofemia, descrito como un trastorno en el habla que limita la comunicación fluida de quienes la padecen, llegando a interrumpir el desarrollo social normal de estas personas.

Conscientes de esta realidad la carrera de Fonoaudiología de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, que acaba de ser acreditada por 6 años, realizó un seminario denominado “Actualización en Tartamudez”, a cargo de la fonoaudióloga, Magíster Juana Barrera.

Las investigaciones muestran que el 5% de los niños menores de 6 años tartamudea. De ellos, un 80% se cura naturalmente y el otro 20% será TARTAMUDEZOK3tartamudo el resto de su vida. Así, el 1% de la población adulta es tartamuda. Y aunque el porcentaje parece ser menor, resulta muy angustiante para estas personas que no logran verbalizar aquellas palabras o frases que en su cerebro se encuentran ordenadas de manera correcta y rápida.

Para la experta – quien lleva más de 10 años de investigación en tartamudez- este permanente conflicto interno que sufren los tartamudos se traduce en rabia, frustración e impotencia “existe un desconocimiento de la sociedad en relación a este trastorno del habla, lo que finalmente se convierte en una suerte de discriminación patentada a través de chistes o bromas, acciones que van menoscabando la autoestima de la persona. Por tanto, es nuestra labor como profesionales del área de la salud, ayudar a quienes presentan esta dificultad; pero también, informar a la sociedad sobre el fondo de esta limitación verbal”.

Asimismo, destacó la importancia de que los estudiantes de fonoaudiología tengan una completa compresión respecto de este tema “la mayoría de los profesionales de esta disciplina no se encuentran debidamente capacitados para tratar este trastorno que afecta a un número importante de la población. Si nosotros formamos a los fonoaudiólogos entregándoles herramientas para que puedan tener elementos de acción clínica – cuando estos ejerzan su profesión podrán prestar ayuda a los pacientes – quienes muchas veces deambulan durante años buscando ayuda profesional”, puntualizó Barrera.

En la misma línea el Director de la Carrera de Fonoaudiología de la Universidad Autónoma de Chile en Talca,   Miguel Panchana, destacó la relevancia de introducir en estas materias a sus alumnos “la espasmofemia es una patología bastante seria, teniendo en consideración que complica todas las dimensiones cotidianas del individuo, vale decir, el ámbito social, laboral e íntimo, llevándolo – incluso- a aislarse por completo de la comunidad. En este sentido, es esencial que los futuros fonoaudiólogos comprendan su rol y sean parte del plan de mejoramiento en la calidad de vida de estas personas”.

En efecto, tal como lo señala Panchana, la vida de quien padece disfemia está enfrentada a desafíos diarios que parten de la dimensión objetiva donde se encuentra la dificultad para expresar una idea, hasta la subjetividad de quienes lo rodean, los que muchas veces llegan a juzgar sus capacidades cognitivas ya sea por prejuicio o desinformación.

Esta realidad desemboca en que muchas de estas personas suelen retraerse, prefiriendo aislarse, ya que para ellas acciones tan simples como pedir la cuenta o llamar por teléfono son verdaderas hazañas, por lo que muchas veces optan por no interactuar con el resto a menos que sea extremadamente necesario.

Sin embrago, no todo está perdido. La clave está en la aceptación de ambos actores, es decir, de quienes son tartamudos y de quienes los rodean. El primero debe aceptar su condición y abandonar la idea de imaginar lo que está pensando el otro, pero debe estar consciente de su realidad “En los mayores de 12 años ser tartamudo es una característica más, como ser bajo o ser moreno. Lo único que puede ofrecerse es controlar la fluidez, es decir, aprender a reconocer cuándo se va a tartamudear, técnicas para cambiar el ritmo y así trabarse menos, técnicas para relajarse. No obstante, el paciente sigue siendo tartamudo, pero cambia la manera en que se enfrenta a la situación comunicativa”, comentó la fonoaudióloga Juana Barrera.

Por su parte, la sociedad debe ser tolerante y respetuosa, entendiendo que todos poseemos habilidades y carencias en diferentes aspectos de la vida.

Compartir en