Juegos, concursos y un entusiasta DJ fueron la tónica de las horas previas al partido entre Chile y España en el Brasil 2014, dando lugar a un ambiente de un entusiasmo tal que hacía olvidar las desfavorables estadísticas de encuentros anteriores entre ambos equipos de fútbol, como presagiando que “La Roja de todos” sí iba a asegurar su paso a la segunda fase de Brasil 2014.
La selección chilena todavía no salía de su hotel de concentración en Sao Paulo camino al estadio, y todos los sentidos hacían ver que en la Universidad Autónoma de Chile ya se vivía una fiesta tan inolvidable como la que los hinchas chilenos tenían en las tribunas del histórico Maracaná.
Los tradicionales rojo, azul y blanco de las bufandas UA, música especial para la ocasión y hasta el inconfundible aroma de una parrilla, inundaban cada rincón de las sedes universitarias en Temuco, Talca y Santiago. Gritos de aliento a los dirigidos por Sampaoli y una alegría desbordante, conformaban un escenario propicio para comenzar a ver el segundo partido de la escuadra chilena en el torneo mundial.
Con cientos de estudiantes participando, los organizadores idearon divertidos concursos con premios y sorpresas relacionados con Brasil 2014: quién tenía mejor dominio de la pelota con los pies, quién podía cantar sin olvidar ni equivocarse el tradicional canto futbolero, y el grupo que entonaba la más tradicional arenga del “ceacheí”. Todo con la animación de un juvenil animador acompañado de música “mundialera” y deliciosos choripanes.
Ya al interior de los lugares dispuestos para la transmisión del encuentro, el número de asistentes con la tricolor en el rostro y sus bufandas casi se había duplicado. Los comentaristas y relatores hacían un repaso de las frías y poco alentadoras estadísticas y las imágenes daban cuenta de un estadio teñido de rojo nacional, mientras a cada segundo aumentaba la expectación por el resultado del duelo que iría a sellar la suerte de alguno de los dos países en lo queda de Mundial.
Ni la historia -que no daba a Chile como favorito- ni la distancia, impidieron que los futuros profesionales siguieran #elmundialenlaUA casi como si estuvieran viviendo esa fiesta deportiva en el mismísimo estadio. Como si parte de la Autónoma estuviera presente en cada una de las butacas de ese recinto deportivo que ha sido escenario de tantos partidos que ya son parte de la leyenda del fútbol en todo el planeta.
El estadounidense Mark Geiger dio la señal y comienzo del partido. Imposible escuchar el relato de lo ocurría en la cancha para saber quién iba tocando el balón; sólo se percibían los gritos y cánticos de los fanáticos y los no tan fanáticos del fútbol pero seguidores de “La Roja” al fin y al cabo.
Todavía no corrían dos minutos y Chile ya llegaba al arco rival. Buen presagio para lo que vendría 18 minutos más tarde cuando Eduardo Vargas se metía la historia al bolsillo y pavimentaba la ruta hacia una nueva clasificación a segunda ronda. Imposible describir lo que ocurrió a los 43, cuando Charles Aránguiz puso la segunda cifra y hacía que siguiente duelo ante los holandeses se convirtiera en poco trascendente para la próxima ronda de Brasil 2014.
Las carreras, las disciplinas y los sueños del futuro ejercicio profesional. Todos congregados en un solo lugar, bajo el alero de 23 deportistas que pusieron todos sus esfuerzos en concretar algo que todo Chile sabía que sí era posible: enfrentar al actual campeón del mundo, jugar de igual a igual y marcar dos insalvables diferencias.
Para las estadísticas quedará el porcentaje de posesión del balón, los remates a portería, las posiciones de adelanto y las faltas. Lo más importante quedará en la retina de los miles de alumnos de la UA en tres regiones del país que observaron las transmisiones: no importa el desafío, siempre se puede lograr el objetivo.