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Sismicidad y Vulcanismo fueron los temas abordados por el docente de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, Dr. Juan Muñoz Rau, durante el desarrollo del Congreso Internacional de medioambiente organizado por esta casa de estudios.

El Doctor en Geografía Física y Magíster en Suelo, centró su ponencia en la carencia de políticas públicas que establezcan un plan a seguir antes, durante y después de un desastre natural, que permitan actuar frente a un terremoto o explosión volcánica.

“El ciudadano común no tiene por qué ser experto en nada, sólo debe estar informado de las cosas que le afectan, de aquellas situaciones ante las cuales es vulnerable y sólo necesita saber cómo actuar y qué hacer frente a un escenario adverso. Para eso hay una serie de indicaciones que ya están desarrolladas por otras naciones como Estados Unidos, por ejemplo. En este sentido, los países desarrollados nos llevan la delantera, dejándoles el camino pavimentado a las autoridades nacionales, quienes sólo deben materializar los planes que se encuentran a su disposición”, agregó Muñoz Rau.

Para el doctor en Geografía Física, Chile cuenta con organismos de emergencia como la ONEMI, sin embargo, ésta no se encuentra capacitada para tomar decisiones preventivas, más bien actúa luego de que ha ocurrido el desastre “no actúa instruyendo, informando o culturizando a la población masiva, lo que ocasiona grandes pérdidas emocionales y materiales”.

La teoría planteada por el experto afirma que el problema tras las calamidades registradas estos últimos meses en nuestro país es la desinformación de la sociedad, evocando diversos escenarios en los cuales ha comprobado de manera empírica la validez de su postura.

“Hace un par de meses estuve en Isla de Pascua haciendo clases de contingencia en emergencia y ratifiqué que en caso de alarma existe una gran confusión. Al momento de simular un terremoto y un posterior tsunami, la gente se refugiaba en una Iglesia que se encuentra a cero metro a nivel del mar, en la playa, lo que verdaderamente se transformaría en una tragedia en caso de que el ejercicio hubiese sido real. Esto indica que existe una carencia absoluta de información, planificación y gestión “.

Asimismo, para el docente el tema del aluvión en el norte tiene su raíz en el desconocimiento de los vecinos respecto a los riesgos a los que se encontraban expuestos al emplazar sus casas en esos terrenos.

Caso similar es el que  se vivió en Villarica y Calbuco, donde  la vida diaria de la población se vio afectada, interrumpiendo y devastando su principal fuente laboral, la actividad ganadera “es responsabilidad de las autoridades salvaguardar el bien común de la sociedad y para eso debe informar,  porque son ellos quienes tienen acceso a los medios de comunicación  y difusión, los que constituyen la herramienta más poderosa al momento de dar a conocer un plan de acción que regule los factores externos a la catástrofe”.

Por otro lado, el Dr. Muñoz se refirió a la actividad volcánica de nuestro país descartando la inminente erupción del volcán emplazado en la Laguna del Maule “tenemos cientos de volcanes y todos tienen la misma posibilidad de hacer erupción, al igual que los terremotos no se pueden predecir, a no ser que se realice un estudio prolongado en el tiempo – al menos cien años de observación- del comportamiento de un volcán determinado. Luego del Chaitén, Chile tiene 46 volcanes monitoreados con equipos, en palabras prácticas es como hacer un scanner a cada uno de ellos, por lo que obtenemos datos constantemente. Como consecuencia de esto se crea la sensación que en la actualidad existe mucha actividad volcánica y en realidad no la hay, sólo que hoy tenemos equipos avanzados que registran lo que sucede al interior de un cráter”.

En cuanto a la tasa alarmante de levantamiento superficial durante los últimos siete años y los concentrados enjambres de sismos superficiales en la Laguna del Maule, el docente establece que “esto es algo natural, hay subidas y bajadas de montañas es algo constante a través de la historia geológica de la tierra. Es producto del movimiento de las placas tectónicas, por lo que la población no debería conmocionarse por una posible erupción, pero sí las autoridades debieran tomar medidas preventivas pensando en quienes viven próximos al lugar, pensando en arrendar predios agrícolas para que las familias afectadas puedan trasladarse y seguir con su vida sin mayores descalabros. Está comprobado que resulta más económico tomar estas medidas de prevención que intervenir después de que el desastre haya ocurrido”.

 

 

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