Poniendo de relieve el valor de las personas al interior de una organización independiente de su naturaleza y tamaño, el ingeniero Alberto Ureta destacó que la educación es uno de los factores clave en los niveles de productividad.
Ese fue el tema central de la conferencia que el especialista dictó en la Universidad Autónoma de Chile, en el marco del ciclo de conferencias organizadas por la Facultad de Ingeniería en Santiago, en conjunto con el Colegio de Ingenieros de Chile A.G., Fundación Kaizen y la Asociación de Chilena de Empresas de Tecnología (ACTI).
Socio fundador de Fundación Nocedal y de extensa trayectoria en el sector privado y organismos internacionales, Ureta enfatizó que los esfuerzos en productividad deben comenzar con una preocupación por la gestión de las personas.
En ese sentido, aseguró que según estándares internacionales el tiempo productivo de un trabajador es de 60% en 4,8 horas; el contributivo del 25% en dos horas; y el no contributivo 15% en una y media.
Chile está por debajo de otros países en esa materia. Los indicadores son del 30% en 2,4 horas; 45% en 3,6 y y 25% en dos horas.
A su juicio, la productividad horaria debiera realizarse en función de una política a largo plazo. El foco en la gestión diaria, entonces, debe estar puesto en la maquinaria, el capital, el medioambiente y también en las personas.
Así, la mejora de la productividad se logra reduciendo costos e incrementando la producción a través del aumento de capacidad, o bien con ambas estrategias a la vez. Como sea, el crecimiento significa gastos, pero al mismo tiempo más producción.
Para Alberto Ureta, tres son las competencias básicas de las personas en una empresa. La operativa, es decir, resolver a corto plazo los escenarios que se presentan en el desarrollo de las actividades; táctica, o la toma de decisiones para el desarrollo a corto y mediano plazo; y estratégica, que visualiza el contexto futuro.
Junto a los procesos, los materiales y equipos, el dinero y el medioambiente, la educación es el motor del desarrollo individual, contribuyendo a enfrentar las dificultades y desafíos cotidianos. Y a la vez componente esencial de lo que denominó “excelencia operacional”.
Por su parte, el Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma, M.Sc Guillermo Schaffeld, sostuvo que “una organización puede disponer de tecnología e infraestructura, pero si las personas no están alineadas y capacitadas en eficiencia y eficacia, alcanzar los objetivos es más difícil”.
Valoró, además, la alianza estratégica con el Colegio de Ingenieros de Chile, que entre otras iniciativas permitió la puesta en marcha del ciclo de conferencias sobre productividad, que ya se ha realizado en Talca y en los próximos días en Temuco.
Al destacar la relevancia del tema, recordó que el Gobierno estableció el 2016 como el Año de la Productividad, con el propósito de fortalecer una economía compleja e inclusiva.