La emergencia sanitaria por COVID-19 en Chile, que generó la suspensión de clases tanto en educación básica, media y superior, puso de manifiesto una serie de problemáticas, desde la conexión a Internet para poder desarrollar trabajos escolares hasta dificultades en el aprendizaje debido a esta nueva modalidad de enseñanza no presencial, aspecto en el que es clave los esfuerzos que pueden realizar los docentes.
La Decana (i) de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Chile en Talca, Dra. Marta Ríos, afirma que en la situación de crisis en la que nos encontramos, el trabajo colaborativo es fundamental en el cuerpo docente. “En una situación como esta, lo más importante es realizar un trabajo colaborativo, porque en este escenario de pandemia y de trabajo a distancia hay que generar un clima de trabajo armónico”, afirma Ríos.

La directiva agrega, además, que como docentes han logrado adaptarse a los cambios, pero la realidad contrasta con la expuesta por los jóvenes. “Yo veo que a los estudiantes aun les cuesta adaptarse. Más que al proceso de aprendizaje en sí, les dificulta el hecho de que su libertad de un día para otro se vio coartada. Yo los veo muy desesperanzados por lo que pasa. Hemos tenido que hacer un trabajo de contención al iniciar las clases, de escucharlos y preguntarles como están. El tener clases les ha servido, por lo menos, para estar en contacto con sus compañeros y para que no estén en esta situación de espera constante”, declara Ríos.

Una de las unidades que ha acompañado a los estudiantes durante la presencia de Coronavirus ha sido la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE). Patricia Álvarez, psicóloga de la unidad, afirma que ha aumentado la presencia de estrés en los estudiantes, además de verse acrecentados los cuadros de ansiedad. “Antes de la pandemia acudían alumnos con crisis vocacionales en su mayoría, pero actualmente, y producto de la pandemia, hemos tenido más casos de crisis de ansiedad, debido al adecuarse a un nuevo ritmo de vida. Hay sudoración, hay momentos en los que piensan que les duele el brazo, tienen ganas de llorar, piensan que les va pasar algo malo. Con el pasar de los días está aumentando esa inestabilidad emocional. Nosotros estamos realizando atención por Teams a los estudiantes. Son 50 minutos por sesión y ellos pueden agendar cita de lunes a viernes en distintos horarios”, destaca Álvarez.

Al igual que los alumnos, los docentes de distintos establecimientos educacionales se ven presionados a la adaptación laboral que implica un tipo de enseñanza de la mano de las nuevas tecnologías. No cabe duda que sobrellevar los quehaceres del hogar, el estudio de los hijos y, además, el teletrabajo, es una difícil tarea.

Ana Contreras, formada profesionalmente en la Universidad Autónoma de Chile, actualmente docente del Colegio Leonardo Da Vinci de San Javier, ha pasado esta pandemia con sus dos pequeños hijos, de 4 y 8 años, preparando las clases para sus estudiantes de 3° básico, desarrollando sus estudios de Magíster y efectuando los quehaceres del hogar.

Pese a todas las responsabilidades que enfrenta a diario, Contreras afirma que ha visto el período de confinamiento como una oportunidad para crecer y plantearse desafíos en su labor como docente. “Este periodo de pandemia, en lo personal, lo he visto como una etapa de crecimiento, ya que debo enfrentarme a nuevos escenarios y plataformas tecnológicas desconocidas. Como profesores, estábamos acostumbrados a hacer clases presenciales, sin embargo, ahora tenemos que buscar recursos educativos que nos inserten a la era actual. Uno tiene que buscar la instancia y cómo entregar a sus estudiantes el aprendizaje. Estamos hablando de un aprendizaje oblicuo, donde el estudiante aprende en cualquier momento y frente a cualquier recurso pedagógico. Frente a esto, yo creo que tenemos que estar abiertos como docentes a resignificar nuestra labor, porque enfrentamos actualmente un aprendizaje mutuo, tanto de estudiantes como de profesores”, finaliza la docente.

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