Para nadie ha sido fácil vivir en cuarentena, sobre todo cuando el espacio de juego se redujo sólo a algunos metros cuadrados. Los niños y niñas están más inquietos y para los padres la pregunta sobre cómo entretenerlos es algo que se repite a diario.
En este contexto es que el director de la carrera de Pedagogía en Educación Física de Universidad Autónoma de Chile, Roberto Lagos, elaboró  simples recomendaciones para crear juegos y actividades que no requieran de grandes materiales.

“Antes de los 10 años los niños y niñas deben potenciar las habilidades motrices básicas y capacidades perceptivas. Saltos, reptaciones, lanzamientos, empujes, arrastres y desplazamientos, son ejemplos de estas actividades y desde el punto de vista perceptivo, las orientaciones espaciales y temporales, el equilibrio y el balance, representan aspectos claves para lograr la eficiencia y eficacia motora”, señala el académico.

Para potenciar ambos conceptos, Lagos indica que sin la necesidad de sacar el mobiliario hogareño  se puede determinar una ruta segura “y pedirle a su hijo o hija que camine entre sillas, mesas y muebles en punta de pie, teniendo la precaución de no tocar ningún objeto mientras va “aplaudiendo” con la punta de los dedos, con las manos sobre la cabeza. Mientras se desplaza dele la instrucción que cuente los pasos mentalmente y que además cante cualquier canción conocida. Lo anterior, obligará a su cerebro a bioperacionalizar toda la acción, mantener el equilibrio, moverse coordinadamente entre los objetos, mantener la atención en contar los pasos, sin olvidar la letra de la canción”.

Una vez completado el primer desafío, los padres deben indicar que repita el mismo trayecto, pero cambiando de canción y que el desplazamiento sea hacia atrás o reemplace la acción de aplaudir por desplazarse en cuadrupedia. Una simple actividad que ocupará diez minutos de su tiempo.

El director de Pedagogía en Educación Física sugiere además que los niños y niñas puedan utilizar elementos que estén en casa para generar actividades, como por ejemplo un diario antiguo o un papel similar.

“Resulta muy simple que puedan hacer bolitas de papel, reforzarlas con cinta adhesiva y lanzarlas a una caja con orificios que tengan puntaje. El hecho de construir la caja, forrarla y agregarle color es un desafío de coordinación fina”, detalló.

A su parecer las posibilidades son infinitas “y con la ayuda de redes sociales, estoy seguro que al cabo de diez minutos de juego, los padres  despertarán también a esa niña o niño inquieto que llevan dentro”, afirmó el académico de U. Autónoma.

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